*Capítulo 41*

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*Malik*

Mi padre siempre ha sido una persona muy astuta y visionaria y es algo que siempre admiré de él. Cuando se trataba de gobernar, él lo hacía con métodos muy calculadores, casi nunca dejaba nada a la suerte. Por eso siempre supe que detrás de cada decisión que él tomaba, había una clara intención. Que decidiera este día y este momento para contarme uno de sus planes no era casualidad y a juzgar el buen humor con el que estaba jugando ese partido de billar podía deducir que parte de ese plan le había resultado muy bien hasta ahora.

—Bebe algo por lo menos—me ofreció mi padre señalando el bar, pero volví a negarme.

—No tengo ganas de beber ahora. ¿Me puedes decir ya de que trata tu plan y para qué soy útil?

Traté de controlar mi mal humor frente a él, pero por más indiferente que quería ser ante eso, ver a la Gray besando a mi hermano me había afectado de un modo nada común y poco coherente. En realidad no debí enojarme tanto, ni si quiera debí seguirla hasta el patio, no debía decirle las cosas innecesarias que le dije; simplemente debí seguir en la fiesta sin darle tanta importancia. Lo peor es que no podía dejar de pensar en dónde estaría ahora, o con quién, después de las cosas que le grité. Por la forma en que me miró antes de que me fuera, parecía que quería llorar. La había lastimado tanto...

«Malik, ...te amo» esas malditas palabras resonaban en mi cabeza y me tenía más distraído de lo que me gustaría admitir.

Sentía que este era el peor momento para tener una conversación seria con el rey.

Por suerte mi padre no se tomó a mal mi actitud, al contrario, se sonrió.

—¡Ese es mi hijo! Decidido como su padre—le dijo a Makari, quien le tocaba pegarle a la bola blanca. Él asintió a mi padre pese a que seguramente no pensaba lo mismo.

Makari y yo tenemos nuestra historia pasada. Fuimos muy competitivos en el entrenamiento militar que había marcado una jodida rivalidad entre nosotros, pero más allá de la competitividad, siempre he pensado que hay algo mal en él. Tiene una ambición desmedida y buscará el poder en cualquier forma en que se le presente o tenga la oportunidad. No por nada es del agrado de mi padre, a él le gusta que las personas luchen por sus ideales. Es solo que no creo que sus ideales estén llenas de buenas intenciones.

—Por eso siempre he pensado que serás un excelente rey algún día—continuó mi padre—. Mírate nada más, a pocos meses de casarte con la princesa de Inglaterra, admirado por el pueblo, desenvuelto en Sociedad, audaz, inteligente, soldado premiado, y también el mejor agente secreto que he tenido.

Ese último comentario no le agradó a Makari, fue claro por la mueca en su boca. Además de soldado, él también era un agente secreto, pero mi padre nunca pondría sus habilidades por encima de las mías.

El rey había dejado a un lado el juego para acercarse hablar conmigo y Makari se había quedado atrás esuchando todo con el palo de billar plantado a su lado mientras me observaba reticente.

—¿Por qué tantos halagos? Comienzo a creer que será algo que no me conviene—dije

Mi padre, riendo, me colocó una mano en el hombro y luego, bruscamente se calló. Su mirada clavó en mí.

—Eso depende de cómo lo tomes.

Sentí un escalofrío por la forma en que dijo eso, como si se tratara de una sutil amenaza.

Entonces comencé a prestar verdadera atención.

Llevaba mucho tiempo conociendo a mi padre para saber que se había enterado de algo que no le gustaba. ¿Algo sobre mí?... ¿Se habría enterado sobre mi otra identidad en las calles de Pakestania donde soy conocido como "el diablo" y de las propiedades que tengo como tal?

BASTARDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora