*Capítulo 43*

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N/a: este debe ser el peor dia para publicar capítulo. Y aquí estoy de necia jeje xD... En fin, ya casi tengo el sgte cap pero debo pensar si publicarlo en un rato o mejor mañana. Ya veré.

***
Llegamos a un local de disfraces y ropa de segunda mano.

Entramos con cuidado porque no queríamos que nos reconocieran. Afortunadamente la encargada estaba distraída con su celular y a penas levantaba la cabeza de vez en cuando para mirarnos mientras hurgábamos entre las perchas. Si bien llegó a ver el hombro de Malik o parte de mi espalda, no fue lo suficiente para enterarse que su príncipe y la princesa Isabella estaban en su tienda.

—Si necesitan ayuda con algo, pueden preguntarme—profirió vagamente la chica antes de volver la mirada a su celular.

—¡Lo haremos, gracias! —le respondí por inercia y Malik me miró con expresión desaprobatoria—Lo siento, es que fue amable.

—Nadie puede saber dónde estamos—me recordó de todos modos, en voz muy baja, y yo asentí.

Dudaba que alguien me reconociera sólo por mi voz, pero entendí que Malik estaba siendo precavido.

Aún no me explicaba por qué estaba actuando de ese modo o por qué debíamos escondernos de esta forma. Hasta ahora había hecho lo que me pedía y nada más. Al menos esperaba que cuando me contara lo que estaba pasando todo cobrara sentido.

—Ten, ponte esto— me pasó un conjunto de jean, camiseta, y un Hiyab blanco.

Al mismo tiempo tomó para él una sudadera con capucha para cubrirse el cabello, un jean para él, y gafas para mí.

—¿Nos cambiamos aquí mismo?

—Sí, no hay tiempo que perder— respondió mientras se desabotonaba la camisa.

El lugar estaba vacío y la percha impedía la vista de la ecargada, pero aún así me detuve a preguntarme qué pasaría si alguien entraba en ese momento y nos veía en ropa interior. ¿Era realmente necesario?

Malik notó mi duda.

—No lo pienses mucho. Nadie nos verá—murmuró con voz suave. Llevó su mano detrás de mi cuello y bajó mi cabeza para alentarme con un beso en la frente.

Se estaba comportando con mucha gentileza, algo no muy usual en él. Y me estaba gustando. Lo que también me recordaba que no estaba cumpliendo con mi propósito de hoy que era alejarme de él y olvidarlo. Y si seguía así, lo iba a volver más difícil todavía.

—Aún no le veo el sentido a todo esto, Malik.

—Ya lo entenderás.

Sin más, empecé por quitarme el pantalón de tela y reemplazarlo por el jean, luego la camiseta, con un estampado de gato. Me recogí el Cabello y Malik me ayudó colocándome el hiyab; por último, las gafas. Además, Malik se tomó unos pupilentes que cambiaron el color de sus característicos ojos, a mieles.

Pasamos rápidamente por la caja dejando unos billetes que de seguro pagaría toda la cuenta y mucho más.

—¡Esperen! —dijo la chica cuando se habría dado cuenta que era demasiado, pero nosostros ya estábamos cruzando la puerta.

Volvimos a subir en la moto y continuamos el viaje hacia donde sea que Malik estuviera dirigiéndome.

Nos movíamos en el centro de la ciudad y pronto me di cuenta que nos estábamos metiendo por calles cada vez más abandonadas, con gente menos agraciada que nos miraban con enfado, como si estuvieran acostumbrados a no confiar en nadie. Había basura en las veredas, edificaciones en mal estado y mendigos pidiendo caridad. ¿A dónde rayos estábamos yendo?

BASTARDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora