*Capítulo 53*

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Disfrutaba de aquello sin poder negarlo. Había algo encantador en la forma en que Hamid me besaba. Aunque siempre había adorado los apasionados besos de Malik, me di cuenta de que fácilmente podría acostumbrarme a los labios suaves de Hamid. Ahora notaba tantas cosas en él que antes había ignorado, incluso su extraño sentido del humor me parecía más divertido que molesto. Si hubiera sido así desde el principio, la historia entre nosotros dos podría haber sido muy diferente.

De repente, Hamid se separó de mí y me miró a los ojos con una expresión sincera.

—Dame una oportunidad, princesa. Te prometo que será diferente.

Podía ver en su rostro que realmente se preocupaba por mí, y sentí un calor reconfortante inundar mi corazón. En ese momento, supe que quería a Hamid de un modo diferente al que quería a Malik, pero no podía definirlo bien.

Con el pasar de los días, había descubierto que Hamid era dulce, considerado y suave en todo lo que hacía. Me hacía sentir amada de una manera que nunca había experimentado antes. Al principio, no había sido así; Hamid parecía tener una barrera de odio que lo alejaba de los demás, y yo no era la excepción. Pero a medida que nos fuimos conociendo más, pude ver que detrás de esa fachada de fortaleza se escondía un hombre con una sensibilidad única.

Recordé una conversación con Malik en la que me había contado que Hamid había tenido una infancia difícil y que su padre había tratado de corregir su sensibilidad a base de dureza. Pero a pesar de eso, Hamid había decidido bajar esa barrera por mí, y eso era algo que valoraba más que cualquier otra cosa. El hombre que estaba frente a mí, mirándome a los ojos y rogando que lo viera, sin máscara, sin una sola gota de alcohol en su cuerpo, era el verdadero Hamid.

 Sin embargo, lo que sentía por Malik no podía simplemente desvanecerse. Había mucho tiempo y muchas emociones vertidas en mi relación con él; y puede que él no tuviera la misma sensibilidad de su hermano, y que tuviera que aprender a pasar tiempo de calidad conmigo sin necesidad de tener sexo, pero tenía una presencia fuerte y reconfortante que siempre me hizo sentir segura y un fuego que me desbordaba cuando lo tenía cerca. Me encontraba en una encrucijada emocional, atrapado entre dos hombres increíbles, ambos con cualidades únicas que me atraían.

Pero al momento en que Hamid volvió a inclinarse para continuar besándome, tocó mi boca y algo me hizo reaccionar.

—Hamid, no puedo... —murmuré separándome de él.

— ¿Por qué no? — musitó, aún tan cerca que podía sentir su cálido aliento— ¿No he hecho lo suficiente para demostrarte que puedo ser diferente?

—Sí, pero aun así...

—Isabella, por favor, lo sé, sé que he sido un imbécil. Sé que te hice y te dije cosas horribles, sé que me desquité contigo cuando no eras la culpable de nada de lo que me había ocurrido, pero te juro que eso no volverá a pasar. 

Esa confesión movió algo en mi interior, pero dolorosamente debía seguir negándome.

—Lo siento, no puedo—di un paso atrás con las manos sobre su pecho—. Y tenías razón, no debí pedir que te quedaras.

No quería herirlo, pero sabía que tenía que ser firme. Entonces le di la espalda para que no viera en mi rostro lo que me estaba costando alejarlo, ya que pese a lo mucho que amaba a Malik, Hamid se había convertido en una debilidad para mí. Y en un momento como este en el que me sentía tan sola y asustada por todo lo que estaba pasando, él era  una enorme tentación a la que quería ceder. Pero ¿sería igual si no estuviera en esta situación? ¿Qué pasaría si Malik estuviera aquí? ¿Aún así escogería a Hamid?...

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