*Isabella*
—Supongo que no piensas bajar a desayunar —dijo Hamid cuando entró a la habitación y me vió haciendo la maleta y buscando mi celular, el cual podría jurar que había dejado en el velador.
Doblé una blusa más y giré para verlo.
—Me voy.
—¿A la casa de playa? —preguntó, pero tanto él como yo sabíamos la respuesta a esa pregunta. Después de todo, fue Hamid quien me oyó quejarme hasta a altas horas de la madrugada.
—A mi casa. Con mi familia.
Como esposos, nos habían asignado nuestra propia habitación de pareja, y ya que esta vez no había un sofá, dejé que tomara un lado de la cama.
Sollocé por varias horas antes de poder quedarme dormida, y aunque traté de ser silenciosa, sé que me oyó. Al menos fue respetuoso y no dijo nada por un largo tiempo, ni un sola burla sarcástica o algún comentario sobre bastardas ruidosas. Luego lo único que dijo fue "intenta dormir un poco, Isabella" con un tono sorpresivamente indulgente, pese a venir de él. Aunque más extraño aún, era que me había llamado por mi nombre.
En fin, él tenía razón. Debía reponerme. Había pensando en ello toda la noche y finalmente decidí que para hacerlo, necesitaba regresar a mi hogar. Quizá Isabil aún necesitaba que me quedara un tiempo más, pero si lo hacía, temía que iba terminar muy mal para mí.
Después de responderle Hamid asintió comprensivo y con una sonrisa amarga.
—Al menos uno de los dos puede huir de esta familia—dijo.
Si había una sola cosa en común que teníamos Hamid y yo, era esto.
Y la noche anterior, cuando nos encontramos en el jardín después de que me oyera gritar cuánto odiaba a los Escarlata, se abrió un poco más conmigo. Se sentó junto a mí en la tierra, sacó otro cigarrillo y me habló de cosas que creo que siempre quiso compartir con alguien, pero nunca tuvo quien lo oyera; cosas sobre su pasado, cosas que su padre lo obligaba a hacer. Fue muy extraño ver un lado más humano de Hamid. Mi primera impresión de él no había sido buena, y sigo pensando que es un idiota, pero... comienzo a creer que es un poco más complicado que eso.
Sin más, y después de varios minutos buscando mi celular, me despedí de él con un simple "Adiós" y salí de la habitación con maleta en mano.
Nunca encontré mi celular, sin embargo, no quería perder más tiempo buscándolo.
«Luego me compraré otro» pensé
Lo único malo con ello, es que me hubiera gustado poder llamar a mi padre para decirle que volvería.
La última vez que lo vi las cosas no habían terminado muy bien entre nosotros, pero estaba lista para perdonarlo. No me agradaba que me haya tenido por razones tan crueles como las que descubrí, pero ya que conocía mejor cómo era la nobleza y cómo eran los Escarlata, casi podía entender la presión que tuvo para tomar esa decisión.
Y de cualquier forma aquí estoy. Nunca me entregó, se quedó conmigo y me crió y me protegió todo este tiempo. Fuera lo que sea que haya ocurrido antes, eso había quedado en el pasado. Quería volver a verlo y decirle que lo quería. Ahora tendría que esperar hasta llegar a Isabil.
Al irme no quise llamar la atención de nadie. Pensé que sería mejor si solo me iba.
El desayuno era en el patio trasero y varios familiares de la corte que habían pasado la noche en el palacio se encontraban ahí.
Mientras bajaba las escaleras pensé en si debía hablar con Malik antes de irme, pero sabía que ese era mi lado masoquista queriendo verlo una última vez y quizá esperando de su parte alguna reacción que sabía que nunca llegaría. Lo mejor era irme de una vez y sin mirar atrás, como una bandita a la que arrancas de un solo tirón. Va a doler, pero es mejor que si lo haces lentamente. Puedo ser sensible, pero nunca seré débil. Sabía que en un tiempo lo superaría.
ESTÁS LEYENDO
BASTARDA
RomanceIsabella es una mujer rebelde y más lista de lo que los hombres creen bajo esa fachada de princesa encantadora. Los hombres son aburridos para ella y está segura que está mejor sola, pero las vueltas del destino la obligan a enfrentarse a una decisi...