*Capítulo 51*

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N/a: Alguien me pidió que actualizara y eso hice. Aquí dejo el capítulo, vuelvo el domingo.

**HACE SIETE MESES**

*Isabella*

Mi cuerpo pesaba. Todo parecía un sueño confuso con pocos segundos de lucidez en las que veía sombras moverse a mi alrededor; a veces a lo lejos, a veces cerca manipulando mis brazos, mis piernas. Si querían hacerme daño, no tenía fuerzas para defenderme.

—¡Muévete! ¡No tenemos tiempo!

—Mi señor, es mucha sangre. ¿Está seguro que quiere hacer esto?

—¡Cállate y haz lo que te digo! ¡Hazlo ya!

Una voz furiosa fue el primer sonido que atravesó las capas de neblina. Traté de hablar, de abrir mis ojos, al menos para saber quién era y por qué estaba tan alterado, pero no podía. Mi consciencia era absorbida por un hoyo negro que de pronto volvía a lanzarme hacia la luz.

En una de esas veces que fui enviada hacia la luz, fueron apenas unos segundos, y sentí que estaba completamente quieta sobre una superficie dura.

—No te vayas. Sé fuerte, por favor, no te vayas...

Unas manos cálidas tocaron mi sien con cuidado, y me estremecí por el dolor que esa leve presión me causaba. Se escuchaba a alguien angustiado. Hubiera querido decirle que estaba bien, que lo oía, sin embargo, apenas pude mover delicadamente mi meñique donde sentí su mano aferrada a la mía. Y otra vez fui arrastrada a la oscuridad.

En otra ocasión pude abrir mis ojos y estuve realmente confundida, pero antes de siquiera poder responder las preguntas de ¿dónde estoy? Y ¿qué está pasando?, la niebla me rodeó para hundirme de nuevo con ella. Lo último que sentí o vi (no estoy segura) fue que alguien me levantaba para acunarme en su brazo sosteniendo mi cabeza para que no cayera hacia atrás puesto que no tenía la fuerza para mantenerme erguida por mi cuenta, y con su otra mano desenrollaba unas vendas alrededor de mi pecho. Su olor era agradable. Tal vez hice un par de sonidos que él oyó porque me susurró: «Shhh, todo está bien» ... Luego de eso, no supe nada más.

La tercera vez, me desperté aturdida y el ritmo de mi corazón se aceleró cuando las últimas imágenes claras de lo que me había pasado, vinieron a mi mente: Malik me ayudó a salir por la ventana, conduje una moto por la carretera, un auto empezó a seguirme, están disparando, me derribaron, ¡me quieren muerta! ¡van a matarme! ¡tengo que huir! ...Sin saber bien donde estaba, debilitada, y sin si quiera poder enfocar claramente lo que había a mi alrededor, mi instinto de supervivencia me gritó que me moviera. Hice lo que pude retorciéndome en lo que parecían unas suaves sábanas de lino blancas. Al menos ya tenía algo de fuerza. Elevé un hombro y estiré un brazo hacia el borde del colchón. El movimiento fue tan débil y torpe que mi mano cayó pesada como una roca. «Auxilio» grité con la esperanza de que alguien bueno me oyera, pero mi grito fue más bien un sonido gutural sin mucho sentido, y el hoyo negro quería absorberme de nuevo dentro su profundo inconsciente. Luché para que no lo hiciera. Seguí gritando «Auxilio» «Me quieren matar» ... pero al oírme, sólo eran más gruñidos débiles lo que salía de mi boca. Estaba desesperada, agitada, y quería llorar. No sabía dónde estaba o quién me tenía retenida. ¡Por Dios, iba a morir! Pensé en correr, pero mi cuerpo no seguía las indicaciones de mi cerebro.

—Tranquila, tranquila—susurró alguien pasando su mano por mi cabello. Su voz era gruesa como la de un hombre, pero deliberadamente suave y reconfortante.

—M..me..quier...matar...—pronuncié con dificultad entre pautadas respiraciones dado que me dolía mucho respirar.

—Nadie te va a hacer daño. Estás a salvo, princesa.

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