92.- Regalos

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Poco después de la lectura de la carta Aizawa-sensei se fue con Eri, pero antes me confirmó que al día siguiente se pondría en contacto con la agencia de EdgeShot para confirmar mis prácticas.

- Yo también debería irme, mis compañeros me esperan - dijo Hitoshi.

- Ay, espera un momento, que voy a por tu regalo y te lo doy.

- Yo no tengo el tuyo aquí, ¿qué te parece que cuando acabéis aquí te vengas a mi residencia y hagamos el intercambio? - propuso en voz baja - Y puedes quedarte a dormir.

- Suena perfecto - respondí, sonriendo levemente.

Me puse de puntillas y le di un suave beso en la mejilla. Él agarró una de mis manos, le dio un último apretón leve y se marchó. Poco a poco la energía festiva fue decayendo, a la vez que el cansancio aumentaba, así que finalmente terminamos las celebraciones, ordenamos el salón y dimos el día por terminado.

Una vez se hubieron ido todos a sus habitaciones, salí a hurtadillas de la mía para ir a la residencia de 1C. Cuando llegué bajo el balcón de Hitoshi él ya me esperaba allí, así que lanzó su arma de captura para agarrarme y hacerme subir.

- Hola, precioso - dije con una sonrisa juguetona al llegar a su altura, y le guiñé un ojo.

- Hola, mi vida - respondió con una pequeña sonrisa.

Rodeó mi cintura con sus brazos para ayudarme a pasar por encima de la barandilla, y sin llegar a dejarme en el suelo, me llevó hasta la cama mientras me besaba.

- Hitoshi, he venido por lo de los regalos - le recordé, riendo un poco.

- Vale vale, ya paro - respondió.

Me soltó y llevó su mano a la mesita de noche que había junto a la cama, y del cajón sacó una pequeña caja con un lacito en la tapa.

- Espera, el mío primero - dije - O luego me dará vergüenza.

Nos sentamos al borde de la cama para estar más cómodos. Le tendí el regalo y abrió el envoltorio con delicadeza, encontrando entonces un pequeño cuaderno con tapas verdes y una flor índigo en la portada.

- Son todos los poemas que te he escrito alguna vez - dije, sonrojada.

- Dios bendito, Anzu, aquí hay muchísimos - comentó mientras pasaba las páginas.

- B-bueno, van desde que éramos solo am-migos hasta ahora... Ah, y va con un marcapáginas, que tiene impresas las fotos que nos hicimos en el Festival Cultural.

- Anzu Himura, eres estúpidamente adorable - dijo con una gran sonrisa, y me besó con cuidado.

- V-venga, ahora el tuyo - le dije, mientras me tapaba la cara para que no viera lo roja que estaba.

Me tendió la pequeña caja con el lacito, y la abrí con cuidado, encontrando un pequeño aparato rojo y unos auriculares.

- ¿Un reproductor de música? - pregunté.

- No es solo un reproductor de música, espera.

Me quitó el pequeño aparato rojo de las manos, conectó los auriculares y me los puso, y dio al botón de reproducción de una de las canciones que había descargadas: mi corazón dio un pequeño vuelco al oír la canción.

- ¡Es mi canción favorita! ¡Con tu voz! - exclamé, con los ojos abiertos como platos.

- Cálmate un poco, vas a despertar a la gente - rio levemente - Y no es solo esa canción. Me he grabado cantando prácticamente todas las canciones que más te gustan, sobre la música original, obviamente, no a capella, y he descargado las grabaciones aquí. Así, si en algún momento necesitas calmarte y no estoy cerca, me echas de menos y no estoy disponible o alguna cosa así, tendrás eso para que te conforte.

- Hitoshi, es precioso... - dije, con lágrimas en los ojos, y me eché sobre él para abrazarlo - Te amo, es el mejor regalo del mundo.

Empecé a repartir pequeños besos por toda su cara, haciendo que se echara a reír.

- Yo también te amo.

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Había llegado finalmente la mañana de Nochevieja, y la mayoría de los alumnos de 1A nos encontrábamos en el salón de la zona común.

- Te noto nerviosa. ¿Ya tienes la bolsa preparada? - me preguntó Mina, sentada a mi lado en el sofá.

- Sí - respondí con una pequeña sonrisa nerviosa - Me apetece ver a Hajime y Mihoko, aunque sea solo un día, pero me da miedo que el ambiente sea algo incómodo ahora que Hitoshi y yo somos pareja.

- Pero a ellos les parecía bien, ¿no? Si habían hecho una apuesta y todo.

- Ya, pero no sé cómo puede afectar a mi relación con ellos en general...

- Piensas demasiado - dijo una voz detrás de mí.

- Buenos días, Shinso - saludó Mina.

- ¡'Toshi! - lo llamé, sonriendo y girando un poco la cabeza para poder verlo.

- Hola, preciosa.

Se agachó un poco, me dio un beso en la coronilla, y dio la vuelta al sofá para estar delante de nosotras.

- Eres consciente de que mis padres te adoran, ¿no? - me preguntó.

- Y-ya, pero...

- Te conocen desde que tenemos 7 años, antes de este verano ya habías pasado días enteros en casa y habíamos dormido juntos, y han hecho apuestas sobre cúando íbamos a empezar a salir - me recordó - No va a ser raro, el ambiente no va a ser tenso de ninguna manera. De hecho, tienen muchas ganas de verte. Deja de comerte tanto la cabeza.

- Lo intentaré...

Tras unos segundos de silencio, Ashido contuvo una pequeña risa.

- ¿Qué pasa? - pregunté.

- Nada, es que estaba pensando en que Shinso todavía no ha entrado en el departamento heroico, pero parece que ya pasa más tiempo aquí que en la residencia de 1C - explicó.

- En mi defensa, ahora estoy aquí porque a Anzu y a mí nos llevan juntos a casa, así que los profesores me han dicho que espere aquí - dijo él - Ya el resto del tiempo... Simplemente quiero estar con Anzu, creo que es excusa suficiente.

- Y tanto que sí - rio Mina.

- Además, así te vas acostumbrando más a esto para cuando te toque mudarte el próximo curso - dije con una sonrisa.

- Es lo que más me gustaría, pero aún no sabemos en qué clase estaré. Podría tocarme 2B - comentó.

- Tonto de ti asumir que si te pasan a 2B, no nos plantearemos más de media clase en el despacho de Nezu para que te pasen a 2A - dijo Mina, sacando la lengua - No te libras de nosotros.

- Tendré que seguir acostumbrándome, supongo - respondió con una pequeña sonrisa.

----------------------------------------------------------- ¡Gracias por leer!

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