Soulmates

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—Así que ... ¿Cómo es que terminamos aquí? —cuestionó un confuso rubio.

Todos los pensamientos respecto al celo se habían esfumado cuando cada uno tomo una ducha de manera individual, además de que Craig tuvo que llamar a alguien para que les hiciera el gran favor de ordenar y limpiar la habitación que habían usado.

Se avergonzaba de la manera tan feroz que se portó, se comparo con un animal salvaje. Apenas y tenía pequeños recuerdos de los sucedido antier cuando aún estaban cegados por el celo. Había muebles con rasguños, una que otra prenda de ropa esparcida por el lugar y lo peor es que estaba rasgada, cómo pedazos de tela.

Tucker en verdad no sabía que había pasado con él, siempre mantenía el control sobre sus instintos incluso los más bajos que se puedan conocer pero al parecer con solo conocer a Tweek despertó todos sus instintos escondidos y lo volvieron "salvaje".

«¿Cómo es que llegue ha esto? ... Es un desastre ...» pensó muy avergonzado.

—Lamento la tardanza... Pero creo que ustedes necesitaban a alguien de confianza —una tercer persona invadió el lugar, cosa que hizo que el Alpha soltará un gruñido proveniente desde lo más profundo de su pecho.

Esto asustó al de intendencia, no dudo ni dos segundos en bajar la cabeza en muestra de respeto. Había entrado sin avisar, era obvio que Craig defendiera su territorio en dónde ahora se encontraba su Omega.

Tweek vio la escena con la mirada fija en su pareja, este estaba esperando un movimiento en falso del Beta para atacarlo, así que camino lentamente hacia el Alpha y restregó su mejilla con la de él, tratando de calmarlo.

El azabache respiro el aroma de su pareja, eso lo tranquilizó un poco, pero sentir la caricia en su mejilla lo hizo sonreír de lado, aunque por dentro sentía que su lado animal bajaba las orejas y tenía la cola entre las patas debido al respeto que le tenía al rubio. Apresar de ser un Omega, este lograba mantenerlo a raya, con solo una acción o un sonido que en este caso fue un gruñido muy bajo que solo el Alpha escuchó.

—Pase, no se preocupe y una disculpa por lo anterior —hablo el rubio mirando al intendente y luego a su pareja que permanecía sentado en el sofá de la sala.

El Beta asintió y se fue a la habitación para limpiarla. Cuando lo perdieron de vista ahora sí Tweek vio al hombre frente a él, necesitaba respuestas y al menos el azabache debería dárselas.

—Sé lo que dirás, y la verdad es que... —suspiro— estaba con un amigo en el lugar donde nos topamos ... Luego de sentir un aroma diferente, supe que debías ser tú aunque mi marca —se tocó el pecho— empezó a lastimarme como si me la arrancarán —explicó tratando de recordar.

Después de unos minutos de silencio, Tweek habló.

—Tambien sentí lo mismo... Aunque en mi caso me quemaba, después solo perdí el conocimiento —respondió a la muda pregunta del Alpha.

—Yo aún logré estar un poco lucido, aunque lo último que recuerdo es a mi amigo decirme que no hiciera nada estúpido ya que estábamos rodeados de personas... Yo solo le gruñía molesto, supongo que fue un reflejo por instinto -terminó de explicar con tranquilidad.

Ambos permanecieron en silencio hasta que la puerta del apartamento fue tocada con un poco de fuerza. Los dos se miraron y Craig se levantó a abrir la puerta.

El Alpha se mostró serio y distante con la persona detrás de la puerta, pero por el olor Tweek sabía que era un Omega masculino.

No tardó en soltar un bufido molesto, trato de calmarse y no hacer una escena de celos.

—¡Craig! Idiota, tuve que traerte aquí antes de que empezarás a atacar a todos en el restaurante —lo miro con preocupación.

Parecía una madre regañando a su cachorro, o al menos así lo sentía Craig. El castaño siempre había sido su amigo de niño incluso después de saber sus castas este se portó de lo más normal y cuido del azabache cómo un hermano.

—Clyde, gracias por el apoyo... —contestó con su monótona voz, solo que en esta se mostraba un toque de tristeza, sabía lo sensible que era su amigo y preocupar a su amigo así lo hacía sentir terrible.

—¿Y no vas a invitarme a pasar?

El azabache se hizo a un lado y le dió el paso.

—Al menos la sala está decente —miró el lugar hasta toparse con la mirada del rubio.

El castaño se sintió intimidado por el otro Omega, sabia que entró sin avisarle a él.

—Deja de decir idioteces —suspiro molesto mientras notaba la pequeña tensión entre ambos Omegas.

Clyde bajo la mirada y Craig noto que debía intervenir antes de que estos se hicieran daño.

—Tweek, él es el amigo que te dije que nos ayudó a salir del restaurante —presento de manera serena.

—Clyde, un gusto conocerte —habló de manera calmada, no quería ser atacado por la pareja de su amigo.

—Tweek... —le llamó el Alpha y le tomo la mano— él ya esta enlazado -afirmó mirándolo para calmarlo, cosa que funcionó un poco.

—Creo que no debí venir sin avisar... Yo solo quería saber si estaban bien o necesitaban algo —se explicó nervioso.

—Ya que lo mencionas, en este apartamento no hay comida y no tenemos ropa limpia, así que ¿irías mi casa y traerme algo de ropa? —tomo asiento de nuevo en sofá, pero para sorpresa de éste Tweek se sentó sobre sus piernas y recargo su rostro en el hombro del azabache, una clara muestra de que estaba marcando territorio.

—Sí, ¿Algo más además de tu ropa y el dinero? —cuestionó incómodo ante la escena.

—También quiero que traigas algo de ropa para Tweek, no permitiré que sigamos en bata de baño todo el día, debemos vestirnos —aclaró tratando de no soltar ese ronroneo que hacía cuando se sentía a gusto con el Omega.

—Bien, trataré de que Tolkien contacte a los familiares de Tweek... —espero por el apellido.

—Tweek Tweak.

Aquello sorprendido a ambos amigos, el Omega rubio había respondido con una mirada sería y una pequeña sonrisa amable.

—Muy bien, regresaré en cuanto tenga todo listo...

—Trae a Tolkien, él deberían entregar las cosas ambos, necesito que me explique algunas cosas —finalizó haciéndole una seña para que se retirará.

El castaño entendió y se fue sin decir nada más. Mientras Tweek soltaba un suspiro dejando de lado a su pareja. El Alpha enseguida sintió una opresión en el pecho, pero no le dió importancia.

Este sería un largo día, después de todo aún faltaba que el de intendencia saliera de la habitación que pidieron dejará limpia y sin el aroma a sexo que se marcó más el último día de su rut.

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Espero que les esté gustando está historia, aún no se cuántas partes serán pero si les gusta quisiera saberlo en los comentarios.

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora