Las Alas Perdidas de Tweek

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Número de dado: 6

[…]

En lo más alto de las montañas, donde las nubes rozaban las cimas nevadas, vivía un hada mariposa llamada Tweek. Sus alas eran de un azul con matices verdes, y su risa resonaba como campanillas al viento. Pero había un problema: Tweek no sabía volar.

Cada día, Tweek observaba a las demás criaturas alzar el vuelo. Los pájaros trazaban círculos en el cielo, y las mariposas danzaban entre las flores. Pero Tweek permanecía en el suelo, sus alas inmóviles, ancladas por un misterio que no podía resolver.

Un día, mientras exploraba una cueva en busca de respuestas, Tweek encontró a un humano.

El hombre que ahora sabía se llamaba Craig (por ver una nota en una de las paredes de la cueva con ese nombre escrito) y llevaba un gorro de lana azul adornado con piedras preciosas. Sus ojos brillaron al ver a Tweek.

—¿Eres un hada? —preguntó Craig, asombrado.

Tweek asintió, sintiendo una mezcla de emoción y vergüenza.

—Sí, pero no puedo volar. Mis alas están inmóviles.

Craig se arrodilló junto a él.

—Tengo un secreto —susurró—. Estas piedras mágicas en mi gorro me permiten cambiar de forma. Si quieres, puedo convertirme en un hada mariposa y enseñarte a volar.

Tweek aceptó con gratitud y emoción, era l primera vez que alguien le ofrecí ayuda a su pequeño problema.

Craig cerró los ojos y se concentró. Cuando los abrió, en su espalda, se movían dos alas color azul con líneas verdes fluorescentes, se veían tan delicadas que Tweek temía que se rompieran por el esfuerzo de alzar a Craig.

Tweek observó maravillado cómo Craig se elevaba en el aire, llevándolo consigo.

—Extiende tus alas —le dijo el del gorro azul—. Siente el viento, confía en ti mismo.

Tweek tembló al principio, pero poco a poco, sus alas comenzaron a moverse con suavidad y lentitud.

Se elevó junto a Craig, sintiendo la libertad que siempre había anhelado. Juntos, exploraron los cielos, bailando entre las estrellas y las nubes.

Tweek le agradeció a Craig cada día. Pero el tiempo pasó, y Tweek comenzó a extrañar a sus padres.

—Quiero visitar mi hogar —le dijo al humano—. Hace mucho que no los veo.

Craig asintió, triste pero comprensivo. Entendía esa sensación de vacío y soledad cuando no veías a tu familia en mucho tiempo, él siempre se sentía así, no podía evitarlo.

Habría sido una calamidad en su pueblo el haberse quedado, con lo que él considero el regalo más preciado de su abuela; el gorro de lana azul con piedras preciosas.

—Prométeme que volverás.

—Lo haré, y te traeré algo para que dejes de pasar frío en esta cueva. —aseguró Tweek despidiéndose del humano con un abrazo.

Tweek voló hacia las montañas del este, encontrando a sus padres esperándolo en la entrada de su casa. Pero cuando intentó aterrizar, sus alas se debilitaron. Se estrelló contra el suelo, y las lágrimas llenaron sus ojos.

—¿Qué te pasó? —preguntó su madre, preocupada.

Tweek le explicó sobre Craig y las piedras mágicas.

—Pero ahora no puedo volar sin él.

Sus padres la abrazaron conmovidos, Tweek no sabía que solo así se puede encontrar a su pareja sin importar si es humano o un hada mariposa.

—Tienes que elegir, querido. ¿Qué es más importante para ti: la libertad o el amor?

Tweek miró hacia su espalda, donde Craig lo esperaba en el oeste. Tan serio y solitario como lo había encontrado.

—Lo siento, mamá, papá. Debo volver con él.

Sus padres sonrieron felices, gritándole que cuando volviera a visitarlos que les presentará a Craig.

Así que voló de regreso a la cueva de Craig, pero sus alas se debilitaron aún más. El humano lo sostuvo en sus brazos mientras Tweek exhalaba su último aliento.

—Me gustas —susurró Tweek.

Craig lo besó, y Tweek se convirtió en una hermosa mariposa de piedra, un recuerdo eterno en su gorro azul.

El humano de melena azabache lloró, pero sabía que había hecho lo correcto. Abrazo su gorro lo más suave que pudo, dejando que sus lágrimas mojaran la prenda.

No había sido su intención que Tweek volviera, no quería que lo hiciera porque eso pasaría. Se lo había dicho la primera vez que volaron juntos.

Tweek se convirtió en leyenda: el hada mariposa que voló con un humano y perdió sus alas por amor.

Ahora sé quedaría solo de nuevo.

Esa era su maldición.

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Perdóneme por tardar tanto en actualizar, es solo que no tuve inspiracion, así que trate de ir a mi lugar feliz para poder escribir y funcionó, porque ahora solo faltan unos o dos números más para terminar este reto de escritura con dados.

Espero que les haya gustado, si es así déjenme saberlo en los comentarios. Los estaré leyendo.

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora