Mundos distintos

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Tweek:

Ambos somos adultos, que están por cumplir un destino que se nos fue otorgado sólo por nacer en cuna de oro. Mis padres siempre tan estrictos, serios y trabajadores que no se dieron cuenta de cuánta falta me hacen. Yo solo soy un hombre que nunca podrá ser feliz. Tengo que seguir con el legado de mi familia en la ciudad, soy el único heredero de una gran empresa importante generadora de productos industriales.

   En cambio, los padres del emperador eran amorosos, lo colman de atenciones, se preocupan por él incluso le dieron a elegir entre seguir conmigo o casarse con una hermosa mujer, aunque al principio lo estaban obligando a casarse con esa mujer para traer buena descendencia. Él está viviendo la vida en donde pertenece, un lugar al que pronto será nombrado Rey, algo que él siempre deseo con el corazón, él estará tan feliz y orgulloso de cumplir con su destino que me da envidia no poder seguir con lo que yo más deseo.

Tuve que viajar desde muy lejos para descubrir que deseo pertenecer a su mundo y no al mío. Soy un hombre de ciudad, un adulto civilizado viviendo en el presente que parece futuro y él un hombre de un reino uno que parece haber quedado estancado en el pasado y que a sobrevivido siglos así, un lugar tan escondido sin la mano del hombre moderno absorbiendo todo a su paso, ese pequeño y exquisito paraíso que anhelo que sea mi hogar, un lugar perdido en el tiempo, con muchas tradiciones y costumbres antiguas, en aquel lugar donde claramente yo no encajaría.

    Extrañaré los días en lo que su hermana me hacía vestir solo una túnica en la cintura cuando debía darme un baño, o las veces en las que me dejaban nadar desnudo en los ríos o lagos, sin duda alguna estos días aquí viviendo entre la nobleza y los pueblerinos se convirtió en la mejor parte de mi vida. Nunca olvidaré la vez en que la hermana del príncipe me sacó a rastras del río que se encuentra a un costado del templo y se asustó de verme desnudo, luego ella comenzó a insultarme, claro aún no entendía del todo las palabras de su idioma, uno jamás escuchado ni conocido por el hombre moderno, pero si me hacían avergonzarme por su tono de voz. O la vez en la que el rey y la reina me hicieron participar en el entrenamiento de los guerreros con el príncipe, ese día casi fui mordido por una serpiente venenosa y por poco pierdo una mano intentando cruzar el pantano, ese que yo no sabía tenía cocodrilos hambrientos, que aún no los habían alimentado.

O quizá la vez que más recuerdo es cuando una sirena intentó llevarme a su reino, teniéndome en un estado de hipnosis con su bello canto, el cual solo hacía efecto en mí no más de cinco minutos, y que fui rescatado por mi príncipe.

   —Quiero que te quedes —su voz como el canto de un ángel me eriza la piel, aunque no es el idioma habitual al que estoy acostumbrado hablar, puedo entenderlo porque logré hacerlo en mi estadía en este maravilloso lugar este mundo que me niego a dejar.

   —Sabes bien que no puedo hacerlo… —nuestras miradas chocan unos segundos que me parecieron eternos— aunque quisiera quedarme, no puedo. Debo volver a casa… —desvíe la mirada y soporte el ardor en los ojos para evitar derramar mis lágrimas, además del doloroso nudo en la garganta que me impide seguir hablando y no queriendo que él escuché mi voz quebrada en llanto.

      No sabía bien en qué momento se acercó tanto a mi que al sentir el tacto de sus dedos contra mi mejilla noté que había dejado salir mis lágrimas en silencio. Limpió todo rastro de tristeza en mi rostro y sin decir nada, me besó. Era la caricia más tierna, pura, inocente y verdadera que alguien me había dado en mi vida. Un beso llleno de sentimientos.

    —Una noche más —me suplicó en un susurro contra mis labios, me di cuenta que aprende muy rápido la forma de pronunciación de mi idioma natal, el español.

       Sin pronunciar palabra alguna, solo sentí afirmando con la cabeza que cumpliría su petición. Lo abrace y llore sobre su hombro, hasta ver el rastro de agua salada sobre su piel canela, llore hasta calmarme entrando en un estado de sopor, estando tranquilo y relajado, aún seguía despierto pero después de tanto haber llorado me sentí liberado y con una paz que jamás imaginé tener, no me di cuenta de cuando él se había quedado dormido abrazándome. De alguna manera era reconfortante saber que al menos mis sentimientos son correspondidos, es una lástima dejarlo solo y verlo casarse con una bella dama de su reino para que pueda tener hijos con ella, así traer prosperidad, felicidad y buenas cosechas a este grandioso lugar.

     —Espero volver a este lugar algún día. —bese sus labios una última vez antes de apartarme de su lado y dejarlo dormido. Lo admire dormir tan tranquilo y relajado antes de salir de sus aposentos para irme por donde había llegado.

Al estar a las afueras del pueblo sentir un dolor atravesar mi pecho, teniendo la sensación de vacío en mi interior seguí caminando hasta meterme en la cueva dónde todo empezó. Al salir del lugar recargue mi espalda sobre el árbol más cercano y me solté a llorar de nuevo, solo que esta vez en silencio, deje que mi dolor saliera en sollozos apenas audibles.


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Lamento haberme desaparecido mucho tiempo, es solo que no tenía ninguna idea para escribir así que hasta ahora pude sacar esta idea de mi cabeza, espero que les haya gustado si es así déjenme saberlo en los comentarios.

PD: adoro leer sus come Tarios, hay unos en los que si respondo porque me gusta dejarles más dudas o teoría de las que ya tienen y las que no, pues simplemente les doy un ♡

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora