Un dragón enamorado.

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Número del dado: 2.
Craig es un cambiaformas, es decir, un híbrido de dragón y humano.

[…]

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas, un dragón-humano llamado Craig Tucker.

A diferencia de los demás dragones, Craig no tenía la habilidad de lanzar fuego, lo cual lo hacía sentir diferente y excluido. Sin embargo, eso no le impedía disfrutar de la tranquilidad de la granja donde vivía.

Craig solía pasar sus días paseando por los campos, observando a los animales y disfrutando del cálido sol. Pero había algo que llamaba especialmente su atención: un joven granjero rubio llamado Tweek.

Craig lo veía trabajar desde lejos, siempre admirando su dedicación y pasión por la tierra.

Aunque Craig sabía que era peligroso acercarse a los humanos, no podía evitar sentirse atraído por Tweek. Cada vez que lo veía, su corazón latía más rápido y su piel se erizaba. Pero el miedo a ser rechazado lo mantenía oculto, observando desde las sombras.

Un día, mientras Craig se encontraba en la granja, un fuerte tornado se formó de repente.

El viento comenzó a soplar con fuerza, arrastrando todo a su paso. Craig intentó huir, pero el tornado lo atrapó y lo arrastró lejos de la granja de Tweek, de su amor.

Después de un largo y aterrador viaje, el tornado finalmente lo dejó en un lugar desconocido.

Craig estaba desorientado y asustado, pero su único pensamiento era regresar a la granja y ver a Tweek nuevamente. Con determinación, comenzó a buscar el camino de vuelta.

—Te encontraré dónde sea que te encuentres. —murmuró el azabache, está adolorido pero no se dejaría vencer. No ahora que había encontrado su razón de seguir vivo, aquel que le hizo sentir más en sincronía con su lado humano.

Hacia mucho tiempo que no se convertía en un humano así que le estaba costando algo de trabajo el poder moverse por el lugar para encontar un lugar donde descansar y curar sus heridas hechas por el tornado.

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Mientras tanto, Tweek se encontraba desesperado por la desaparición de Craig. Había notado su presencia en la granja y, aunque nunca se habían hablado, sentía una extraña conexión con él.

Tweek buscó por todas partes, pero no encontró rastro alguno de Craig.

Pasaron semanas y Craig finalmente logró encontrar el camino de regreso a la granja. Estaba agotado y herido, incluso más que cuando el tornado lo alejo de la granja,  que al voltear a verla, se encontró con un Tweek desolado y triste.

Sus ojos azules estaban opacados por unas enormes ojeras bajo su hermosa mirada, además de estar rojos y algo hinchados debido al llanto desesperado que había tenido desde hace días.

Al ver a Craig, Tweek no pudo contener su alegría y corrió hacia él.

Se abrazaron con fuerza, dejando escapar todas las emociones acumuladas durante su separación.

Craig le confesó su amor a Tweek, explicándole cómo lo había observado en secreto y cómo había deseado estar a su lado.

—Me gustas... me gustas mucho. —su voz salió en un susurro que logro escuchar el rubio en sus brazos.

Tweek, con lágrimas en los ojos, admitió que también había sentido una conexión especial con Craig desde el primer momento en que lo vio.

—Tú también me gustas. —tras su confesión tomo el rostro del azabache y le planto un beso casto en los labios, apenas un rose que los hizo sonreír al separase mientras juntaban sus frentes—. No vuelvas irte, no me dejes nunca. No lo soportaría... no otra vez.

—Nunca me iré de tu lado, ahora soy tuyo. Aquí, quien debe tomar la decisión de que me quedé o no eres tú. —dijo Craig dejando que las ambos del rubio se deslizaran por sus heridas, aquellos raspones y cortes sobre su piel bronceada.

Había sido más difícil volver siendo un humano. Hubiera sido más fácil sobrevolar el cielo siendo un dragón, pero estaba lo basta te herido y cansado como para hacerlo, así que no tuvo de otra que volver siendo un humano.

—Quiero, necesito y deseo que te quedes aquí conmigo. —aseguró firme y decidido—. No te dejare ir nunca.

Tweek volvió a besarlo, pero está vez en la mejilla izquierda, dónde tenía un corte que apenas iba sanando.

Ambos entraron a la casa del rubio para que Tweek curará las heridas del azabache, quien se dejó hacer aunque le doliera.

Juntos, decidieron enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino y vivir su amor sin importar las diferencias que los separaban.

Desde ese día, Craig y Tweek vivieron una hermosa historia de amor en la granja.

Craig descubrió que no necesitaba lanzar fuego para ser especial, ya que su amor por Tweek era suficiente para hacerlo único.

Ambos, enfrentaron los desafíos de la vida y demostraron que el amor verdadero puede superar cualquier adversidad.

Y así, el dragón-humano y el joven granjero rubio vivieron felices para siempre, construyendo un futuro lleno de amor y comprensión.

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora