¿Infierno?

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Segunda parte

[…]

Sentía mucho calor. Se sintió desorientado, intento moverse pero si cuerpo no le respondía y apenas podía ver a través de la venda en sus ojos.

Lo último que recuerda es haber caído al suelo, con un intenso dolor en el vientre y en su mandíbula. Además del instante sensación de querer follar, morder y unirse con un Omega.

El aroma que lo hizo sentirse así de aturdido y perdido lleno el lugar donde se encontraba.

Craig se mantuvo en silencio, no lo admitiría pero ese olor le encantaba y lo satisfacía a tal punto en querer saber porque le provocaba un gran apetito sexual.

El azabache siendo Beta solo tenía uno qie otro encuentro con los de su misma casta, no le gusta lidiar con el mal humor de los Alphas ni mucho menos con el cóctel de hormonas que se volvian los Omegas.

Nadie llegaba a complacerlo cómo tanto deseaba. Aunque pensaba que en algún punto de su vida más adelante se toparia con esa persona que le diera el mejor sexo de su vida.

Algo que tristemente seguía pensando y a lo cual se aferraba, solo para evitar sentirse solo la mayoría del tiempo.

—¿Qué tanto piensas?... Espero que sea en mí —esa voz lo saco de sus pensamientos.

¿Quién él que le hablaba? Su aroma es exquisito. No podía verlo, quería tocarlo pero no podía porque su cuerpo estaba atado a la cabecera de lo que parecía ser una cama.

Sus brazos los tenía a los costados de su cabeza y sus piernas estaban abierta en un ángulo de 45° grados.

El viento soplando le dió la señal de que se encontraba desnudo y siendo devorado con la mirada de esa persona que lo mantenía cautivo.

—Al parecer te comió la lengua el ratón —soltó una pequeña carcajada por lo bajo, casi sutil.

Tucker sentía desesperación, no sabía porque se sentía con ganas de follar con ese extraño, quería tocarlo, verlo y grabar su voz en su mente.

Lo quería todo de aquel ser de aroma magnífico.

El azabache tembló en su lugar al sentir unas manls frías tocar su abdomen y bajar hasta su pene.

No se había dado cuenta de que ahora contaba con una erección. Se avergonzó y solo trato de sacarse del agarre en sua muñecas.

Jadeo ronco al sentir la lengua húmeda de ese extraño sobre la punta de su falo. Ese lugar era donde más placer le causaba.

Las manos del rubio (al cual Craig no veía) bajaron hasta los testículos del otro, los acaricio mientras lamía, mordía y chupaba la punta del pene de Craig.

El Omega estaba necesitado de su pareja, su Alpha.

No creyó que ese pastor fuera su otra mitad, tampoco el que fuera un Beta, pero cambió de casta al percibirlo. Tweek tuvo que tomar la iniciativa de buscar a su pareja.

Tweak siendo un demonio, no sabía que también había destinados entre mundos. Su otra mitad era un mortal y simple Beta pastor, que solo buscaba conocer más sobre los suyos.

Gracias a su padre que ese libro viejo seguía ahí en la iglesia. Agradecía mentalmente lo que el destino le permitió hacer.

Su amigo le dijo que no muchos demonios podían hacer cambiar de casta a su pareja destinada al momento de verse y llenarlo de su aroma.

Un gruñido lo saco de sus pensamientos.

—¿Te gusta? —murmuró Tweek en el oído del otro, mientras con sus manos jugaba los testículos del azabache.

Craig no quería responder, pero sentir las manos en su intimidad le estaba volviendo loco.

Ese maldito quien sea que fuera le estaba enloqueciendo, su aroma, sus besos y caricias.

—Ngh... —jadeo al venirse.

Creyó que eso sería suficiente, pero Tweek se acercó al pene del otro y limpio con su lengua toda su corrida.

—Eres mío, y te necesito ahora —su voz lo estremeció.

Tucker sintió como le desataban las manos y las colocaban en el cuero ajeno.

Gruñó excitado, la piel que tocaba era suave, olía tan exquisito, y los sonidos obscenos que salían de la boca del contrario lo están haciendo sentirse tan caliente.

Tweek gemía ante las manos inquietas del azabache.

Se sentó sobre los muslos de su pareja y comenzó a restregar sus glúteos con el pene del otro.

Craig gruñó fuertemente al sentir algo viscoso en sus dedos, aún con los ojos vendados abrió los glúteos del rubio y metió sus dedos, tocando todo a su paso, acariciandolo.

El Omega gemía complacido, esto era mejor que sus propias manos, al fin se sentía satisfecho.

—Hueles tan bien ... —una mordida en su pecho lo hizo saltar de la sorpresa.

—Ah, espera yo... —el Omega se retorcía del placer— ¡Ahí! —eso fue lo único que grito antes de correrse encima del azabache.

Ambos jadeaban, querían más ya que estaban cegados por el rut.

Era su presentación como Alpha para Craig, pero no lo sabía.

Y Tweek entro en celo justo cuando Craig lo hizo al cambiar de casta.

Quizá esto sería el inicio de una semana llena de placer y una muy excitante semana.

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora