Especial San Valentín

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La mañana era soleada con probabilidad de que por la tarde este nublado.

Craig se había levantado más temprano que de costumbre, porque siempre se levantaba después de medio día, pero este día no fue así, quiso comenzar el día dándole cosas lindas al amor de su vida.

—¿Tú despierto tan temprano?

Su hermana lo miro preocupada, yendo a revisar que no estuviera enfermo o que fuera a morir.

—Basta Tricia, estoy bien.

No permitiría que nadie le arruinada los planes ni su buen humor.

—Oh, hijos ya que están despiertos quiero darles sus tareas del día —su madre tan inoportuna como siempre.

—Estoy ocupado, nos vemos luego.

Craig odiaba que su madre le pidiera quedarse en casa los días festivos, él ya tiene su propio departamento así que solo iba de visita en caso de que su madre necesitará más ayuda además de Tricia.

Ya estando fuera en la calle, camino a su coche, subió a él y condujo a su departamento en busca de los regalos para Tweek.

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Mientras Tweek estaba terminando de decorar un pequeño pastel para Craig, además de hacerle varias galletas de colores diferentes y sabores frutales, claro que habían chocolates, dulces de todo tipo y el favorito de Craig: dulce de cajeta.

—¡Richard! —su madre le estaba ayudando a embolsar lo que le daría a su pareja— ya te he dicho que no te metas con las cosas de mi hijo. —regañó a su esposo.

—Pero querida yo...

—Nada de peros, está es la décima vez que vienes y le quitas galletas y dulces a la charola que Tweek lleno para Craig.

—Mamá, ya embolse lo que necesitaba así que papá puede comer lo que resta. —intervino antes de que su madre golpeara a su padre con el rodillo que usaban para amasar.

—Gracias hijo...

—Eres tan bueno hijo, espero que Craig aprecie eso o sino —su madre hizo un ademán con las manos jugando con el rodillo.

—Mamá, él nunca me haría daño, así que no te preocupes y... ¿Podrías dejar el rodillo en la mesa? Me pones nervioso cuando lo tienes en las manos —tras eso abrazo a sus padres— feliz día de San Valentín. Disfruten de los dulces y las galletas, nos vemos. —se despidió saliendo de la casa con las bolsas en las manos.

Este día sería el mejor de todos.

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A medio día Tweek y Craig se encontraron en el departamento del azabache, pasarían el resto de día viendo películas así que el rubio se quedaría a dormir como otras veces.

Durante el transcurso de las dos películas que vieron, Craig no paraba de pensar en como entregarle su regalo de San Valentín a Tweek.

Y Tweek no sabía si le gustaría lo que le regalaría a Craig.

—Oh, basta Clyde

El castaño siempre tan inoportuno, llamando en los momentos más cómodos de la pareja.

—“¿Ya le diste su regalo a Tweek?” —hubo un silencio corto— “Tienes el alta voz” —afirmo cuando no recibió respuesta— “Bien, pues te llamo luego” —despues de eso colgó y la pareja quedó sumida en un silencio.

—Lo siento, es solo que no sabía cómo dártelo... —trato de explicar el azabache.

Luego solo le tendió las manos con el regalo en ellas.

El rubio, curioso por saber que era, lo tomo de inmediato y lo abrió casi estallando dela felicidad.

—Es muy lindo Craig gracias.

Tweek estaba facundo con su regalo, era un conjunto de accesorios que podían usar como pareja, combinaban perfectamente y además había una bolsita de café al parecer recién molido , natural y que provenían del sur del continente americano.

Para Craig no había mejor regalo que ver las expresiones de su pareja con cualquier cosa que el azabache le diera, incluso aunque no se festejará nada.

—Me alegro de que te haya gustado. Pensé mucho en ti para el regalo. —el sonrojo de Tweek había valido la pena al recordar lo indeciso que Craig estubo en la tienda de ropa, pensando en que darle a Tweek.

—Yo también tengo tu regalo, solo que el mío no es tan genial ni tan lindo como el tuyo —comentó el rubio algo triste de que su regalo no complaciera a Craig.

Tucker tomo la bolsa y empezó a revisar su contenido. Sonrío como tonto al ver sus postres favoritos demás de las galletas, unas parecían cuyos y otras se parecían a ellos, decorados con los mismos colores.

—Honey ... —susurro cerca del rostro ajeno, robándole un beso— me encanta, todo lo que me regales siempre y cuando todo venga deyi me va a gustar porque lo hace mi honey con sus propias manos, cocinas mis postres favoritos solo para mí, utilizando tus manos suaves y delgadas, las cuales no dejan de complacerme nunca.

Esa declaración hizo que el rubio se sonrojara más de lo que ya estaba.

Tweek inevitablemente pensó en la vez que masturbo a Craig hasta hacerlo venirse en su boca y parte de su rostro, ese día se había dejado llevar por el calor y las sensaciones que el azabache le provocaba.

—Eres un tonto... —reclamó avergonzado y más allá de parecer molesto, no lo estaba porque le gustaba consentir a su pareja.

—Pero soy tú tonto, de nadie más.

—Lo sé. Te amo Craig, feliz día de San Valentín.

—Tambien te amo Tweek.

Tras eso el azabache acercó al rubio a su cuerpo colocándolo sobre sus piernas mientras iniciaban un dulce y suave beso, dándose mimos.

Quizá más tarde harían el amor pero por el momento solo disfrutarían del calor ajeno y los suaves besos.

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Lamento el regreso, es solo que hasta apenas pude terminar de corregirlo.

Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora