Tweek y Craig (One shorts Omegaverse)

Soulmates: extra 4.

—Clyde... Te amo —no dejaba de repetirlo.

En cada caricia, en cada beso o en cada roce le decía cuánto lo ama.

El Omega castaño suspiro ante las sensaciones.

Al fin tenía el pene de Tolkien, su Alpha en su interior.

Lo necesitaba rudo, profundo y rápido, pero el moreno no hacía lo que pedía, cada embestida era profunda pero lenta como una caricia.

Eso solo lo estaba volviendo loco. La punta del falo de su pareja tocaba su próstata en cada empujé, sobandola de manera exquisita que se volvería a correr.

Había perdido la cuenta de todas las veces que Black lo hizo correrse, está no sería la excepción.

—Más... Ah —se arqueo en la cama esperando recibir lo que tanto pedía.

Un gruñido gutural salió desde lo más profundo del pecho de Tolkien, trataba de no dejarse llevar por su rut, quería mantenerse al menos un poco lucido durante este día que estaría con Clyde, quería hacerle saber cuánto lo amaba con palabras lindas, besos y caricias.

Quería demostrarle que estaba perdidamente enamorado de él, de su manera tan adorable de preocuparse por sus amigos, la manera en como lo trato aún reviviendo un mal trato.

El Alpha se estaba debatiendo entre hacerle caso a sus instintos o hacerle caso a su racionalidad y corazón que le pedían a gritos amar, cuidar y proteger a su Omega en el celo.

—Alpha... —lo llamó— Por favor, yo... ¡Ngh! ¡Alpha! —los jadeos de su pareja lo sacaron de su discusión mental.

Algo dentro del moreno se rompió y empezó a embestir al Omega debajo de él de una manera ruda.

Clyde gritaba y lloraba satisfecho, al fin tenía lo que deseaba.

Podía sentir como el pene de su pareja se hinchaba en la punta, anunciando su pronta terminación, aún así Donovan decidió abrazarse a su pareja y arañar si espalda.

Tolkien quien cegado por el aroma de Clyde, se corrió abundante en el interior del castaño, enseguida el nudo se terminó de formar haciendo que ambos quedarán quietos.

Aún en la bruma de su reciente orgasmo, el moreno mordió sobre la marca ya casi desvanecida en el cuello de Clyde, quien gritó ante el placer y se estremeció al sentir más semen salir de aquel nudo en su interior.

El Omega asomó la mirada hacia su propio vientre y noto el bulto ahí. Sonrió aún sonrojado y jadeando debido al orgullo de saber que su pareja quizá lo deje en cinta.

Con ese pensamiento beso al Alpha, era un beso suave, dulce y tierno. El moreno le seguía el ritmo, aún cegado por su rut.

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Amaneció con un dolor de cabeza como si fuera la peor de las resacas.

Suspiró profundamente mientras se levantaba para sentarse en la cama.

Los rayos del sol apenas entraban en la habitación.

El Alpha miro a su alrededor y noto que era más de medio día.

Miro el reloj en la mesita de noche, además de observar algunas manchas en las paredes y algunos rasguños, pensó que quizá su rut sin Clyde había sido peor que estar con él.

Tolkien no sabía dónde estaba, ni con quién.

Escucho un sonido proveniente de la cama, era un sonido como si alguien grupera en protesta.

Giro su vista hacia aquel lugar y levantó un poco la sábana, pronto el aroma del Omega ahí en la cama le pegó de golpe así como su propio aroma mezclado con el del castaño.

—Clyde... —murmuró sorprendido.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, cubrió su boca pata evitar sollozar.

Habia pasado su celo con su Omega. No pidia creerlo, no queria creer que esto fuera real.

Esto parecía ser como si fuera una alucinación estaba sorprendido de que haya pasado unos días quizás noches con su Omega con la pareja que decidió sería su alma gemela, no quería despertar si es que esto era un sueño no lo quería hacerlo.

Lo único que quería, deseaba era seguir ahí apreciando el momento disfrutando de la respiración calmada y tranquila de su pareja no quería despertar o abrir los ojos ni siquiera parpadear porque creía que en algún momento ese escena frente a él desaparecería, que volvería a la soledad de su habitación a esa fría y lúgubre casa dónde no había nada más que él y su maldita soledad carcomiendolo cada minuto, cada segundo del maldito día no quería seguir sufriendo quería sentir y saber que eso era real que no estaba alucinando que no estaba durmiendo quería cerciorarse de que Clyde estuviera ahí que lo es tuviera amando y cuidando.

Sin saberlo Tolkien estaba llorando, que sin escucharlo y sin darse cuenta Clyde lo miraba temeroso de que su Alpha estuviera teniendo un ataque de ansiedad o algo por el estilo.

El Omega temía que su pareja estuviera sufriendo, la impotencia inundaba su cuerpo ya que él sentía que no podía hacer nada.

Ambos permanecieron así durante varios minutos.

Tenían que hablar, pero no era el momen de hacerlo.

Debían estar aseados, vestidos y lúcidos para poder hablar con tranquilidad.

Clyde se acercó a Tolkien en el borde de la cama y lo abrazo acurrucándose en su pecho.

El Alpha correspondió el gesto y dejo que sus penas salieran en sus lágrimas y sollozos.

No necesitaban palabras para decirse lo que querían en ese momento. Lo único que necesitaban era a una persona que estuviera con ellos, cuidandose.

Por eso ambos permanecieron abrazados, solo se necesitaban a ellos, querían la compañía y afecto uno del otro.

Se dieron mimos para cambiar la atmósfera del momento.

Funcionó a tal grado de hacerlos caer dormidos nuevamente, mañana quizá hablarían más tranquilos, estando aseados y limpios.

Por ahora lo mejor sería descansar.

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Por otra parte Craig estaba preocupado al igual que Tweek ninguno de los dos tenía la más remota idea de lo que había pasado con sus amigos nos habían dejado solos en la casa del castaño estando en su rut Así que no sabían cómo reaccionarían los dos después de que se les pasará esa neblina.

Quería saber qué había pasado Cómo se la habían pasado y si alguno de los dos estaba bien o estaba mal estaban sumamente preocupados y no sabían que hacer No quería ni romper el momento de la pareja, su reconciliación.

—Craig...

—Tranquilo cariño, seguro ellos están bien quizá solo deben estar ocupados, ya sabes... —le explicó de manera serena.

El Omega rubio tenía miedo de lo que Tolkien pudiera hacer con Clyde.

—Mañana bebemos ir a verlos —aseguró abrazando a su pareja.

Tucker tuvo que darle mimos a su Omega para calmarlo, no quería que al rubio le diera un ataque de pánico o algo peor.