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Llegaron al lugar, antes de bajar Ian ve extrañado a su acompañante

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Llegaron al lugar, antes de bajar Ian ve extrañado a su acompañante.

¿Dónde estaban?

Lo vio bajar y esperarlo junto al coche así que también bajo.

Caminaron juntos hasta la casa y después de batallar un poco con la cerradura por fin entraron. Fue cosa de cruzar la puerta para comenzar a devorarse. Ya conocían sus besos, toscos y descuidados. Peleándose como siempre por el control , lo que hacía que el beso fuera aún más brusco. Después de un rato besándose junto la puerta el menor empuja a su compañero para intentar pensar a donde debían ir. Su cuarto no era opción, estaba totalmente vacío, casi todas sus pertenencias estaban en la nueva casa al igual que las de su hermana y madre.

Al principio la mujer dejaría su cama intacta, pero terminaron llevándola porque era a la que ella y su espalda estaban acostumbradas. Cosa de señoras supuso.

Los guio hasta la estancia, donde se suponía debía haber un sofá cama, en ese dormía cuando su abuela iba de visita, para que la señora pudiera dormir en su cama, como odiaba eso. Cuando llegaron a la estancia, el sillón no estaba.

—¿Que mierda? —tampoco estaba en la casa nueva.

Se asustó pensando que tal vez se había equivocado de casa y corrió hasta la que debía ser su habitación y se relajó al ver las paredes verdes.

No tenían más opción. Buscó entre las pocas cosas que había ahí, encontrando algo como una manta o alfombra y la extendió en el suelo. Ian llegó cuando lo estaba acomodando. Se había quedado viendo algunas cosas que quedaron olvidadas en el pasillo, fotos y figuritas de decoración.

Ian lo vio en esa posición, empinado doblando el cuerpo a la mitad para poder extender y alizar bien la tela. No perdió el tiempo y se acercó por atrás arrimando su entrepierna en el trasero del chico que no tardo en dejarse caer sobre la alfombra/colcha para dejar de tener ese contacto.

Ya estaba duro ¡Le había arrimado su miembro duro al trasero! Lo vio desde abajo con reproche. Ian lo ignoró. tirándose junto al cuerpo sentado de Shawn, relajándose aún y cuando estaban en un lugar muy tétrico, al estar solo, daba un poco de miedo, pero se sentía tranquilo y cómodo.

—¿Esta era tu casa? —era obvio, pero el silencio que había era tenebroso. 

Tenia los ojos cerrados, aun y cuando siente como le separa las piernas y se acomoda entre ellas, no los abre. Shawn le da un beso en el cuello antes de contestar.

—Sí, aquí dormía antes de tener que ver tu cara todos los días—dice con gracia.

Ian ríe al fin abriendo los ojos y entonces Shawn puede ver ese color verde que por alguna razón, le revolvía el estomago. Le resultan familiar y voltea a las paredes, eran de un color muy parecido, tal vez no igual porque los ojos de Ian tenían distintos tonos entre verde y azul, pero sí que se parecían al verde de sus paredes. Siente la mirada intensa del chico bajo él y antes de que le pueda ver la cara roja la esconde en su cuello haciéndole cosquillas con la respiración.

Verde OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora