v e i n t e

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Llegan a un lugar, que solo es evidente que es un restaurante porque en la parte de afuera tiene un letrero inmenso que lo dice, pero si no fuera por eso, parecería solo una casa antigua

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Llegan a un lugar, que solo es evidente que es un restaurante porque en la parte de afuera tiene un letrero inmenso que lo dice, pero si no fuera por eso, parecería solo una casa antigua.

Ian se queda viendo el lugar. Es realmente lindo, luce vintage, pero elegante. Bien se podrían hacer unas sesiones de fotos ahí. Al parecer Shawn también lo piensa porque dice.

—Te traje para hacerte tu sesión de fotos por tu primera comunión—saca su celular parándose frente al azabache—. Carajo, se me olvido la biblia—dice con falsa preocupación. 

Aprovecha que Ian esta distraído rodando los ojos por su comentario para tomarle una foto sin que se de cuenta. Su misión hubiera sido un éxito si se hubiera preocupado por quitar el flash.

El sol ya se esta ocultando por lo que fue imposible no notar la luz que salió disparada desde el celular. Ian levanta la mirada para verlo, al mismo tiempo Shawn suelta el celular en un intento de simular que él no fue. El aparato choca contra el suelo que esta hecho de piedras provocando un gran estruendo.

—¿Para qué lo tiras si ya me di cuenta de que me tomaste una foto?—se agacha para levantar el aparato. Da un doble toque a la pantalla, se enciende, pero tiene una mancha negra en toda la esquina superior izquierda—. Lo rompiste—se lo entrega. Shawn lo toma preocupado.

Maldita sea, su mamá lo mataría. Se lo regalo a penas hace unos tres meses porque se le cayo el celular anterior al retrete y ya no encendió.

—Mira—levanta la mirada para ver al azabache acomodándose las mangas de la camisa—. Aquí, tómame otra—dice recargándose en el carro. Shawn lo ve mal—. Ándale, que ya tengo hambre—insiste.

El rubio abre la cámara otra vez, se hace para atrás buscando un buen ángulo con la luz. Toma la foto.

—Ya—dice con cansancio. Se queda con el celular en la mano por si le pide que le tome más, pero eso no sucede.

—Que obediente—lo pasa de largo dirigiéndose a la entrada del restaurante.

Lo ve atónito. Que gran hijo de puta, lo hizo para burlarse de él. Todavía que se le rompía el celular, lo tomaba como su payaso. Que gran mierda.

—Oye, idiota—acelera el paso para alcanzarlo y lo jala por la muñeca para que lo vea. Ian no pone resistencia por lo que con total calma voltea a verlo. Con su expresión seria de siempre. Shawn lo ve por un par de segundos,, perdiéndose en la tersa piel, le roba un rápido beso y después dice:— ¿Te la paso por mensaje o me la quedo? —Ian suelta sonrisa sincera. Y aun siendo sostenido por la mano de Shawn comienza a caminar hacia el restaurante, por ende jala 

Ian se sorprende un poco. El lugar es precioso. Fueron recibidos por una recepción realmente linda, colgaban unos candelabros del techo. Había una barra de alguna clase de acrílico negro que brillaba, pero lucia tan elegante. Un pequeño juego de sillones estaba estratégicamente acomodado junto con unas mesas de un vidrio, igual oscuro como la barra. Una chica que suponen es la recepcionistas se les queda viendo con algo de intriga. Shawn traía una cara pálida por lo ocurrido fuera, Ian por su parte era una cara neutral, como siempre.

Verde OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora