t r e i n t a y n u e v e

274 23 67
                                    

Apenas y pasaba de las nueve de la mañana y como un increíble pecado, tenían a los chicos montados en un autobús

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Apenas y pasaba de las nueve de la mañana y como un increíble pecado, tenían a los chicos montados en un autobús. Aun no emprendían camino, estaban esperando que los maestros terminaran de revisar que no olvidaban nada, pero el ambiente en los vehículos era horrible. Todo lleno de quejas, malas caras, sueño, dolores de cabeza, un agotamiento extremo.  

Shawn estaba seguro que eso podría ser demandado. Los desvelan el día anterior (aunque ellos no hayan participado en esa actividad) y después los obligan a madrugar. Los levantaron a las malditas ¡7:30AM! Sus ojos ni siquiera se podían abrir. Solo lo hizo cuando Ian dejó de abrazarlo para ir a su habitación a guardar las cosas. Quiso rogar que no se fuera, pero a penas hizo el intento, Jasper lo vio amenazante mientras doblaba la ropa de ambos. Así que tuvo que levantarse a ayudarle. 

Para las 8:30 estaban tomando el desayuno y a penas terminaron, los condujeron al exterior para que subieran las maletas y ellos mismos. 

Esta vez Mark pidió ir solo, pero no funcionó, ya que el entrenador le sentó a Levis a un lado, porque en el viaje de ida el chico lo estuvo molestando y como venganza, Jones decidió que lo sentaría junto a Mark, para que molestara al pobre muchacho. Atrás de ellos iban Ethan y Jasper y atrás de estos, estaban Ian y Shawn. Shawn en la ventana y el otro en el pasillo. 

Shawn cabeceaba y después era despertado por los chillidos de Mark, que eran seguidos por uno más fuerte, porque Ethan lo golpeaba cada que hacia ruido. Para la tercera vez que sucedió, soltó un suspiro, resignado a intentar seguir durmiendo. Ian a su costado le acarició un poco el muslo. 

—Esta bien, disfruta del paisaje, cuando lleguemos a casa podremos seguir durmiendo—asegura en un susurro. Entendía que el chico debía sentirse agotado, todos los días había sido lo mismo, dormir tarde y levantarse temprano, las actividades que les ponían eran agotadoras, así que no daban una más. 

El entrenador subió casi corriendo y dándole algunas instrucciones al conductor antes de girarse a los chicos y comenzar a gritar, como ya era costumbre, no, no era un mal trato, solo que ya era su tono de voz normal. O a lo que estaba acostumbrado.

—Quiero que se mantengan en sus lugares, chicos, ya saben que el camino es algo largo, cuatro horas son buenas para tomar una siesta—su discurso es interrumpido por un "aburrido" y el hombre ve molesto al portador de la voz—. Mark, bájate y quédate aquí.

—¿Qué?—pregunta tan sorprendido que la voz se le corta.

—Veamos si tu mami te extraña y viene a buscarte, sino, le hicimos un favor.

El pobre Mark gira, buscando ayuda en sus amigos, pero estos apartan la mirada para no hacer contacto visual. 

—Muy bien—dice fingiendo molestia—, a ver si a usted no lo corren por estarme diciendo esas cosas—los chicos a sus espaldas se aguantan la risa, Mark siempre le contestaba al hombre y por alguna razón era entretenido. 

Verde OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora