Ian y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería.
Shaw...
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—No puedo creer que hayan tenido que venir por su propia cuenta—Dakota revoloteaba sus brazos con molestia mientras hablaba al teléfono— ¿Y todavía se atreven a mandarme un aviso de que debo pagar por los daños causados en el laboratorio? ¡Dios mío, es ridículo! Tengo aquí a un par de niños con quemaduras por su descuido.
Se dedicaban miradas de vez en cuando, viendo a la madre de Shawn pelearse por teléfono. Shawn estaba algo apenado, no solo por el escándalo que su madre estaba creando en aquella habitación de hospital, sino porque para llegar hasta ahí, Ian lo había tenido que ayudar a vestirse, porque él no podía moverse muy bien por el ardor en el cuerpo.
—Oh, no, créame que su descaro no se solucionará con una disculpa, que sepa que los gastos del hospital correrán por su cuenta—hace una pausa al parecer escuchando lo que decían del otro lado de la linea—. Eso debió pensarlo antes de ni siquiera avisarme que mis hijos habían tenido un accidente.
Ian levanta la mirada al escuchar lo ultimo. Lo que provocaba esa familia entera con sus sentimientos era ridículo.
Dakota había llegado al hospital media hora atrás, a penas cruzo la puerta de la habitación de su hijo, pidió que llevaran a Ian ahí también, haciendo que metieran otra cama en el lugar para poder verlos a los dos al mismo tiempo. Después de saber el estado en el que se encontraban, comenzó una batalla telefónica con el director del colegio, llevaba diez minutos gritando y acababa de decir "mis hijos", pudo haberlo dicho por compromiso o no, eso Ian no lo sabia, pero fuera cual fuera la respuesta correcta, se sentía extraño y agradable, tenia mucho que no escuchaba a alguien referirse a él como su hijo.
—A usted le vale mierda—los gritos de la mujer lo sacaron de sus pensamientos.
—¡Ay, Dios mio!—suelta Shawn cubriéndose la cara con ambas manos.
Su mamá no era una persona que se la pasara diciendo groserías, pero cuando salia una de su boca, era porque venia una manada completa detrás de ella.
—Entonces, idiota, venga usted mismo a pedir disculpas, ruégame, maldito imbécil, ruégame que no te meta una demanda ¿Por que sabes por donde meteré los papeles de la demanda?—pausa—. Si te los voy a meter por el...
—¡Mamá!—la voz de su hijo la hace callar—. Ya deja de gritar, te sacaran del hospital.
Los recorre con la mirada de arriba a bajo, quien estaba peor era Shawn, porque al parecer el agua caliente, más el jabón había agraviado sus heridas. La adrenalina no les había permitido sentir dolor cuando recién pasó el accidente y las mangas de sus ropas no los dejó ver las grandes marcas rojas. Ian a penas sintió el ardor que emanaba su cuerpo por un ligero toque del agua y los hizo que salieran corriendo directo al hospital, al ser menores de edad necesitaban contactar a un adulto, por eso lDakota estaba ahí.
Ver a los chicos en camillas, con gasas y vendas en partes especificas de su cuerpo la hacia sentir aun más molesta. Pagaban una gran cantidad de dinero para que estuvieran en esa escuela. ¿Como no podían cuidarlos adecuadamente?