Ian y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería.
Shaw...
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Cuando llegó no quiso perder tiempo tomando el elevador. Subió las escaleras corriendo. Ni siquiera se había cambiado, así que esperaba que no lo sacaran de ahí, contaba con las licras del uniforme y se había quedado en playera interior negra.
En el piso que su madre le había indicado, se encontraba Dakota, caminando de un lado a otro y Bec estaba sentada, fue la primera en verlo.
—Ian—dijo en un suspiro y corrió hasta él estrellándose contra su pecho.
El chico la cubrió con un brazo y extendió el otro hacia Dakota, quien también se acercó a formar parte del abrazo.
—¿Cómo está? —preguntó una vez que se separaron, su corazón latiendo con fuerza.
Dakota lucía preocupada, sus ojos reflejaban la ansiedad que todos sentían en ese momento, Ian los notó ligeramente rojos, seguro lloraron en algun momento.
—Lo llevaron a cirugía. La lesión en el LCP es seria. El médico dijo que será una operación complicada y que tendrá un largo período de recuperación—respondió Dakota con voz temblorosa.
—¿LCP? ¿Una lesión de ligamento cruzado posterior?
Apretó los puños, conteniendo sus emociones. Supuso que la situación seria grave, pero escucharlo en voz alta lo hacía sentir aún más abrumado. Se acercó a Bec y la abrazó otra vez, tratando de transmitir apoyo, la niña se vea desesperada.
—El medico me explicó, pero no comprendí muy bien, solo sé que lo estuvieron revisando y en alguna radiografía vieron que—se quedó callada intentando contener el nudo en su garganta—. La verdad no sé—dijo al fin e Ian se acercó aun con Bec entre sus brazos y volvió a cubrir a Dakota.
La mayor protección de las chicas estaba ahí dentro en un quirófano, siendo operado y aunque Ian sentía que el corazón se le deshacía con la noticia, también esperaba ser un apoyo para ellas, al menos mientras Shawn salía.
—Apestas—dijo Rebecca alejándose. Ian y Dakota rieron por eso.
Era verdad, debía oler a litros y litros de sudor. La tensión y la preocupación llenaban el aire, pero en ese momento, el comentario de Bec era un respiro de alivio, una pequeña pausa en el apretado corazón de todos.
—Sí, supongo que no me di el lujo de tomar una ducha antes de venir aquí —respondió Ian con una sonrisa tenue.
El elevador fue abierto, dejando ver a su madre, antes, en el partido, estaban también Lucas y George, ahora no, así que supone que el hombre se quedó con su hermanito. La mujer salió del elevador, siendo seguida por Mark y Jasper. Los tres corrieron hasta ellos, Mark entregándole un cambio de ropa a Ian, que seguro tomo de la maleta que dejó olvidada en los vestidores.
—Gracias—dice recibiéndolo.
—¿Qué pasó?
Ian les comienza a platicar lo que Dakota le dijo minutos atrás, a media conversación, las puertas del elevador volvieron a abrirse, e Ian desearía que eso no hubiera sucedido. De ahí salió Ethan, con una cara llena de preocupación y molestia, tras él, el entrenador Jones y los hombres de los Chiefs. Ethan, intentando ganarles algunos pasos al frente, caminó algo apresurado hasta llegar a sus amigos.
