c i n c u e n t a y t r e s

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El tiempo que pasó internado en el hospital fue mucho más que difícil

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El tiempo que pasó internado en el hospital fue mucho más que difícil. Cada día, las horas parecían estirarse interminablemente mientras luchaba con su recuperación. El eco constante de los pasos y las voces en el pasillo se convirtieron en una banda sonora ineludible de su situación.

Se encontraba recostado en su cama de hospital, mirando fijamente el techo mientras la dura realidad se asentaba en su mente. Había sido un sueño que se había roto en pedazos, un futuro que se desvanecía entre sus dedos. Con su rodilla dañada y sus sueños destruidos, se sentía perdido.

La negación ardía dentro de él. Se aferraba a la idea de que esto solo era temporal, que con suficiente esfuerzo y tiempo, volvería a estar en el campo. Cerraba los ojos y se imaginaba corriendo por el campo, lanzando y atrapando pases, derribando a los oponentes. Pero cada vez que los volvía a abrir, se topaba con la habitación blancla y la fría realidad lo golpeaba con fuerza.

Ian estaba a su lado, sosteniendo su mano y tratando de reconfortarlo, pero incluso su apoyo inquebrantable no podía apagar la tormenta de emociones que se agitaban dentro de Shawn. Se sentía atrapado en un mundo de "y si", preguntándose una y otra vez cómo habían llegado hasta aquí. A pesar de la comprensión de Ian y el amor de su familia, Shawn se sentía solo en su lucha interna.

La visita del médico había sido un golpe devastador. Había explicado en detalle la extensión del daño en su rodilla y las implicaciones para su futuro. Había hablado de rehabilitación, de posibilidades limitadas y de la posibilidad de que nunca pudiera volver a jugar al nivel que lo había caracterizado. Cada palabra había sido un puñal en el corazón de Shawn, un recordatorio de que su vida había cambiado para siempre.

La habitación del hospital se sentía ahora como una prisión emocional. Shawn miró por la ventana y vio el sol brillando en el exterior, recordándole la vida que solía tener. Se preguntaba cómo podía volver a ser la misma persona que solía ser, cómo podía enfrentar cada día con la misma pasión y energía cuando sentía que había perdido parte de sí mismo.

Ian se inclinó y le dio un beso suave en la frente, sus ojos llenos de preocupación y amor.

—Esto no es nada para ti, mi rey.

Shawn asintió, pero sus ojos seguían nublados por la tristeza y la frustración. Cerró los ojos con fuerza, tratando de bloquear las emociones abrumadoras.

Los días pasaron lentamente, cada uno era una batalla interna entre la aceptación y la negación. Las visitas de amigos y familiares aportaban momentos de distracción, pero cuando se encontraba solo en su habitación, la oscuridad amenazaba con consumirlo.

Finalmente, llegó el día en que recibió el alta. El hospital, que había sido su hogar durante la semana más larga de su vida, parecía liberarlo de sus cadenas emocionales. 

Dakota estaba ahí para llevarlo a casa y Shawn se sintió un completo inútil cuando Ian tuvo que prácticamente cargarlo para colocarlo en la silla de ruedas. 

Verde OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora