Ya casi se acababa la semana. Ian estaba notoriamente diferente, distante y siempre parecía estar alejado de la realidad. No ponía suficiente atención en clases y por sorprendente que pareciera tampoco daba el máximo en sus entrenamientos aun y cuando tenían un partido a la vuelta de la esquina.
Había ido a casa de Foster para hacer su trabajo en pareja y el chico lo había mandado al carajo diciendo que necesitaba que estuviera concentrado, sino mejor no hiciera nada. Entonces él se fue de ahí y ahora trabajaban desde la distancia, solo comunicados por chat.
La cosa más rara en su interior, ese sentimiento de abandono lo único que había hecho era florecer, se sentía podrido, estaba enojado y triste. Tan molesto porque su madre esperaba que él accediera, llegó y le habló como si nada, como si aun tuviera algún derecho sobre él. No lo había, lo dejó, lleva estando solo más de diez años. Lo peor de todo es que quería verla y al mismo tiempo no.
Toda esa semana había tenido una presión horrible en el pecho, los recuerdos de él mismo cuando era pequeño lo atacaban. Cuanto había llorado en ese entonces, incluso había ido a dar al hospital por deshidratación y desnutrición, cuando regresó del hospital su padre no había tenido compasión y le había gritado y golpeado diciéndole que en el hospital lo habían hostigado con una infinidad de preguntas dobre la situación familiar. Cielos, ese niño solo estaba muy triste, quería a su mamá.
Eso había sido hace demasiado, a los meses ya se sentía mejor y había creído que con los años lo había superado, pero ver aquella cara, ahora con alguna que otra arruga como una muestra más de todo el tiempo que había pasado. Se sentía incapaz de perdonarla, es que ni siquiera quería escuchar lo que tenía por decirle. Sabía que serían solo excusas, nada justifica el abandono de un hijo.
Como en aquel entonces, llevaba noches de insomnio encima, pero ahora tenia compañía, Shawn estaba gran parte del tiempo con él, solo acostados haciéndole algunos "cariñitos" o contandole los chistes más rancios que había en su apertorio, solo para levantarle el ánimo.
Notaba la preocupación del menor en sus ojos. Lo veía tan detenidamente, ponía atención a cada gesto o movimiento que hacía, incluso en la escuela, todos se les quedaban viendo cuando Shawn se acercaba a insistirle que comiera todo lo que tenía en la bandeja.
Y lo admitiría, se sentía increíble saber que alguien se preocupaba por él. Agradecía inmensamente que Shawn estuviera ahí pues de lo contrario se habría roto por completo, seguramente ya estaría internado en un hospital por llevar dos semanas sin ingerir alimento. Sabía que su padre no habría hecho nada, pues igual que en ese momento, no se había preocupado, llevaba tanto tiempo sin ver al hombre, solo porque se la pasaba encerrado en su habitación y Jack ni siquiera había preguntado por él. En cuanto se mudaron a esa casa, parecía que el hombre había olvidado que tenia un hijo y en parte, Ian lo agradecía.
Esos días el único que había logrado hacerlo pasar buenos momentos y olvidarse de que se sentía un hijo de mierda. Era Shawn.
Como en ese momento.
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Verde Océano
Teen FictionIan y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería. Shaw...