En cuanto llegaron al centro comercial, Amy le pidió a Ian que le ayudara a bajar a Lucas, mientras ella armaba la carriola.
Ian fue hasta la puerta trasera para desabrochar al niño del asiento de seguridad. Se le quedó viendo un poco.
El niño es agradable, aun no hace mucho porque es pequeño, pero es tranquilo y lindo. Durante todo el camino hizo el intento por cantar las distintas canciones que Amy ponía en la radio. Era tiento.
—Abuaa (agua)—solo dice un promedio de 3 palabras, así que las repite todo el tiempo.
—No hay agua, tendrás que esperar a que volvamos a tu casa—dice Ian bromeando mientras se atreve a levantar al niño.
Camina con él en brazos, hasta llegar a donde Amy quien los espera con la carriola armada. Ian intentó ponerlo en el asiento, pero Lu se le aferró a la chamarra.
—Al parecer le gusta que lo cargues—dice Amy con una sonrisa a la vez que le retira al niño de los brazos para ponerlo en el carrito—. Supongo que la sangre llama—dice simple emprendiendo camino al interior del centro comercial.
La sangre llama. Ian se queda pensando en eso. Sea como sea, aunque su corazón duela un poco al pensar que Amy comenzó una nueva vida sin él, Lucas no tiene la culpa, solo es un bebé todo precioso que tiene sus mismos ojos.
—¿Quieres algo especial o cualquier cosa te resulta bien?
Resulta que habían ido al mismo centro comercial al que fue con Shawn aquel día que tuvieron su primera vez. Así que Ian no le ponía ni un poco de atención a Amy ya que estaba viendo la farmacia en la que había comprado cóndones y lubricante. Para esa fecha aun no podía creer que haya sido tan atrevido.
Su pésima habilidad para coquetear lo había llevado muy lejos. Eso o que Shawn cayó demasiado fácil.
Podía ser una mezcla de ambas.
—¿Usa camisas?—la voz de la mujer lo regresa a la realidad.
Ian lo analiza un poco. Shawn es muy versátil respecto a su forma de vestir. En momentos podría verse como un vagabundo y otros le ponía empeño a lo usaba. De cualquier forma se veía guapo, pero no tenia un estilo definido.
Lo único que estaba completamente prohibido, son los pantalones ajustados.
Entonces una prenda de vestir no puede ser especial, porque a su chico le gusta todo.
—¿Qué le gusta?—volvió a preguntar Amy.
Ian no había podido contestar nada por estar perdido en sus pensamientos.
Veamos. Shawn ama el color verde, el fútbol, le gusta diciembre porque es su cumpleaños
¿Estaría bien regalarle un adorno navideño?
Le gusta la comida, el olor a fresco, que su cama esté en el suelo, le gustan las cosas simples, pero también las que le hacen pensar.
También le gustan otra clase de cosas, como ver el cielo cuando tiene estrellas, abrir la ventana para respirar algo de aire fresco o tomar fotos todo el tiempo porque "las fotos son para toda la vida y los recuerdos alguna vez te pueden fallar".
Pero eso no le sirve para saber que regalarle.
—¿Un anillo es demasiado?
Entonces Ian lo recordó.
—Lo había olvidado, pero ya tengo el regalo perfecto.
—Oh, ¿En serio? ¿Y si le compramos algo más?
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Verde Océano
Teen FictionIan y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería. Shaw...
