Ian y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería.
Shaw...
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Casi todo el camino se la pasaron en silencio, a excepción de cuando Shawn le daba alguna indicación.
Eso hasta que por las instrucciones erróneas de Shawn se perdieron, solo se dieron cuenta hasta que pasaron tres veces por el mismo negocio de comida.
—Te dije que yo no sabia donde era, pero tú igual quisiste salir e intentar llegar.
—Discúlpame campanita, por creerte más inteligente de lo que eres.
—Tu puta madre, Walker.
—Ni siquiera tengo mamá—dice simple y toda la nube de furia que rodeaba a Shawn desaparece.
Dios si la tiene, que horrible se debe sentir saber que tu mamá existe pero decide no estar contigo.
—Perdón, Ian, no quería.
—Esta bien, se supone que ya lo he superado.
—Aun así, no debí decirlo.
—No importa, no lo dijiste en serio. Espero—el teléfono de Shawn comienza a sonar y es ahí cuando Ian deja salir el aire que estaba reteniendo. «Salvado por la campana»
El rubio guarda silencio escuchando a su mama.
—¿Estas bien?
—¿Recuerdas que día fue ayer? No, seguro como ya tienes una nueva familia, has olvidado la que un día tuviste. Ni siquiera fuiste para llamarme.
—Shawn—dice con un deje de tristeza.
—No me importa que tengas una nueva vida, entiendo que dejaste de amar a papá, pero...
—Tu papá falleció hace años, Shawn, tengo el derecho de...
—Lo tienes, pero como hijo yo tengo el derecho de que tú me pongas a mi primero, no te digo que no tengas una nueva relación, solo no abandones lo que éramos antes por eso, tú sabes perfectamente lo importante que es para mi ir año con año a ver a papá, no es como que justo este año, para cagarte la vida, decidí ir a verlo, todos los años estábamos allá, pero como ahora sí "tienes lo que mereces", entonces hay una maldita razón para olvidar que tienes un hijo que sí ama a su padre.
—Para nada, Shawn, yo solo... intenté respetar mi relación.
—Uy no vaya siendo que papá se levante de la tumba después de once años, por Dios, invéntate otra excusa.
Shawn no es de hablarle así a su mamá y muy probablemente más tarde se arrepentirá de ello, pero siente tanto coraje que no puede guardarse las palabras.
—Lo siento, hijo, no pensé que hubiera gran problema, el viernes fue el cumpleaños de mi madre, también es importante. Lo lamento, me equivoque.
—Sí, lo hiciste—no le da tiempo a que conteste cuando vuelve a hablar—. Solo pásame la dirección del panteón por mensaje. Y ojala papá se levante a jalarte los pies por no haber ido a verlo.
