¿Cuanto había pasado desde la ultima vez que Ian dijo que aun le dolía el trasero?
Bueno, en ese momento los labios de Shawn estaban nublando todo el dolor que pudo haber sentido durante el día. Las sentadillas que su entrenador le mando hacer para dejarlo entrar al partido habían sido complicadas. Aun así tener a Shawn entre la pared y su cuerpo mientras se lo comía a besos, le ganaba a cualquier dolor.
Lo arrastró jalándolo por la playera aun empapada, con cuidado pero sin despegar sus labios del cuerpo de Shawn, fueron subiendo las escaleras.
—¿Estas ebrio?—preguntó una vez cruzaron la primer puerta, justo la que daba a la habitación de Shawn.
—El agua estaba helada, créeme que se me bajo—dice en la primera oportunidad que tiene para tomar oxigeno.
—Excelente—se acerca a la cama mientras se quita la ropa, no alcanza a rozar el suave colchón cuando Shawn lo jala regresándolo a la entrada de su habitación—. Estaba en algo ¿sabes?—baja la mirada hasta sus pantalones en los tobillos.
La mirada dudosa de Shawn lo hacía sentir como si ya estuviera desnudo.
—Bueno, es que—se rasca la cabeza y sin encontrar las palabras para decirlo, mejor solo voltea a ver el escritorio junto a ellos. Ian sigue su mirada sin comprender.
—Oh, no—estaba idiota si creía que lo harían ahí—. La cama es muy cómoda, te lo juro.
—Te creo, pero imagina lo excitante que sería en el escritorio—se acerca para hacerle un camino de besos por toda la quijada.
—Shawn—que lo sedujera de aquella manera no lo dejaba pensar bien.
¿Siquiera podría mantenerse en pie mientras Shawn arremetía contra él? No, la primera vez sintió que se caía y ya estaba completamente acostado en la cama.
—¿Mmm?—pregunta besándole los hombros a la vez que lo empuja por el trasero para hacer que sus erecciones chocarán.
Solo quiere dejar bien en claro como lo ponía.
—Me deberás una grande después de esto—suelta al fin sentándose en lo que debería ser solo un área de trabajo.
El rubio lo ve sorprendido. No pensaba que Ian fuera tan fácil de convencer. Bueno, no debía aprovecharse de eso, pero aún así sonaba tentador. Se quita la ropa a la velocidad de la luz quedando completamente desnudo y acercándose hasta su compañero.
—¿Mas grande que esto?—pregunta tomando la mano de Ian para llevarla hasta su propio miembro.
—¿Esa mierdita se te hace grande?
Shawn lo ve indignado. Bueno, no era la de un caballo, pero tenía un tamaño más que decente.
—Pues bien que te hizo sufrir la otra vez—se defiende.
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Verde Océano
Teen FictionIan y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería. Shaw...