Ian y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería.
Shaw...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era viernes por la mañana para este punto había pasado casi una semana desde el cambio a la nueva casa. Shawn estaba intentando entrar al baño, llevaba media hora esperando que el hijo idiota del novio de su madre saliera.
Compartían el maldito baño, sus habitaciones estaban conectadas por un baño que se veían obligados a usar ambos. Para sorpresa (o no tanta) de Shawn, Ian llevaba más de media hora usando el jodido baño y no lo dejaba pasar, ya había gritado y jaloneado la perilla de la puerta pero no había servido de nada, solo obtenía risas de parte de la persona que estaba al otro lado.
Tremendo hijo de puta.
Ya hubiera ido a bañarse a otro baño de no ser porque sus productos para el cabello estaban ahí dentro.
Es rubio, tiene que cuidarse el tono.
—Vamos, maldito imbécil ¿Que tanta mierda puedes hacer ahí dentro como para tardar tanto? —su voz salía con tanta molestia. Tenía solo 40 minutos para arreglarse y llegar a la escuela. Era prácticamente imposible, ya ni siquiera tendría tiempo de desayunar.
—Oh ¿Esta seguro que quieres saber, Pickman? —la voz con burla desde el otro lado de la puerta se hizo sonar.
Shawn no se detuvo a pensar en las asquerosidades que podía estar haciendo en ese baño que después tendría que pisar, solo tomo su mochila y la ropa que se pondría después de la ducha y salió corriendo de su casa.
Al final quien perdió fue Ian, pues Shawn se había ido en el coche que se supone tenían que compartir.
El rubio llegó a la escuela después de 15 minutos y caminó a paso apresurado hasta los vestidores del gimnasio donde tomó un baño lo más rápido posible pues el agua estaba malditamente fría, solo podía maldecir mentalmente a Walker por haberle jodido la mañana de esa manera, en su casa se habría bañado con agua tibia y en un ambiente relajado, no bajo presión.
Después del baño se cambió con la ropa que había llevado desde casa. No tenía sus productos para peinarse así que sin siquiera secarse el cabello caminó al edificio donde tomaba clases.
Como era costumbre se encontró con su novia frente su casillero.
—Hola, bonita—saludo dándole un beso algo largo pero apto para darse en público.
—¿Por qué tienes el cabello mojado?—indagó ya que sabía que su novio no salía de casa sin peinarse.
—Tuve que bañarme aquí porque el idiota de Walker estuvo toda la mañana en el baño—se volvió a molestar de recordarlo.
—Ya te dije que usaras otro baño, llevan menos de una semana viviendo juntos y te ha hecho lo mismo ya dos veces, solo a ti te gusta aferrarte—lo ve con aburrimiento.
Si no fuera por su extraña maña de aferrarse a todo, su relación habría terminado hace mucho, pero ser necio y aferrado estaba en su sangre.
—Si me salgo de ese baño él logrará su cometido, bonita—dice volviendo a besarla para evitar que haga otro comentario.