Ian y Shawn, dos jóvenes de dieciocho años cuyas vidas siempre han estado llenas de rivalidades. Estos chicos parecen expertos en encontrarse problemas, incluso por las cosas más insignificantes, como el último sándwich de pavo en la cafetería.
Shaw...
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La respiración agitada, las piernas adoloridas y el dolor de cabeza que vendría después. Definitivamente Shawn extrañaba eso.
Primer entrenamiento de fútbol de su último año.
Se había pasado todo el verano entrenando, después de todo era el capitán y debía ser el mejor. Sin embargo, algo ocurrido en el fin de semana, algo que lo tenía con la cabeza en otro lado y es que su madre había tomado la peor decisión que algún ser tomo en el mundo.
El silbato del coach lo distrae un poco de sus pensamientos.
—Acérquense, señoritas—grita para que todos vayan a él.
Trotando, Shawn se para junto su mejor amigo, Jasper Harrison, la muñequita del entrenador. Por muñequita no se refiere a su sexy chica, más bien a esa persona sobre la cual descarga todo su estrés. Lo cual sigue sonando horrible.
Él y Shawn se conocieron el primer día de preparatoria, casualmente se llevaron muy bien y la revista de su hermana dice que sus signos zodiacales son mejores amigos así que ellos esa etiqueta le pusieron, bueno, siendo específicos, la revista decía que eran "soulmates", pero se negaron a utilizar ese término. Al igual que como ellos fueron mejores amigos desde el primer día, su entrenador escogió a Jasper como su diversión, Shawn ni siquiera cree que eso sea legal, pero cuando no se pasa de la raya, gracioso
—Bueno muchachos, sé que esto lo debí decir antes de comenzar el entrenamiento, pero lo olvide—sonríe—. Aun así, el entrenamiento fue...—lo piensa un poco—. Me ayudó a entender por qué somos el peor equipo del país. Ahora si, el anuncio, todas las posiciones y puestos están libres, ustedes dan lo mejor que pueden y yo publicare el lugar que tenga cada uno a lo largo de esta semana.
—Pero, entrenador...—comienza a hablar Shawn.
—Todos los puestos, Pinkman—lo interrumpe su entrenador.
—Yo he cuidado bien del equipo la temporada pasada—dice casi a gritos—. Merezco quedarme como capitán, es mi último año.
—No insistas, Pinkman, todos tenemos derecho a ser capitanes—habla Ian Walker con ese tonito amargado que siempre tiene—. Tus palabras no las mías—pues eran las palabras que el chico había dicho cuando le quito el puesto de capitán la temporada pasada.
Lo cual para Ian fue horrible y explotó de una forma que ni siquiera el mismo había imaginado, solo podía pensar en cómo se vería en su carta para la universidad que solo pudo ser capitán una temporada y la próxima un idiota le quito el puesto. Eso le causó tantos problemas momentáneos y sabia que tendría más a futuro.
—Tú no eras buen capitán, Walker.
Saber que eso era cierto, le molestaba aun más
—Oum, pelea de hermanitos.
—Cállate, Foster—dicen a la vez.
Y esa era su razón de estrés. Con Walker llevan toda la vida enfrentándose, compiten todo el tiempo y por todo, desde que tienen memoria viven prácticamente para pelear el uno con el otro. Todos en el colegio saben que cuando Shawn e Ian están juntos, significan problemas. Después de su tercera pelea que llego a golpes ya no era extraño ver a los padres de cada uno en la oficina del director. Bueno, la Madre de Shawn y el padre de Ian. Sus padres se veían tanto que una vez el padre de Ian invito a salir a la madre de Shawn, se enamoraron y decidieron de manera "estúpida" según los chicos, que mudarse las dos familias a una sola casa era una buena idea.
