29. Coma.

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La pausa que da un leve respiro

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La pausa que da un leve respiro

Ha cerrado la biblioteca por «mantenimiento», como si tuviese la potestad de darse una tarde libre sin permiso de sus superiores. Sin embargo, ha decidido que poner en riesgo su trabajo para que Hoseok tenga un sitio donde permanecer el resto de este día es buena idea.

Cuando regresa al comedor, Hoseok se encuentra sentado en el suelo aferrado a sus rodillas. Ha tardado unos minutos en detener su llanto, pero lo ha conseguido. Le extiende una botella de agua cuando se sienta a su lado. Probablemente le duela la cabeza por la deshidratación y las quijadas por mantener aquella mueca durante tanto tiempo.

—Debiste estudiar psicología —musita Hoseok—. Definitivamente hubiese utilizado mi dinero para ir a tus terapias.

Yoongi ríe bajito.

—No hubiésemos podido... —calla y cierra los ojos con frustración. Quiere golpearse la boca—. Olvídalo.

—No puedo. —Mira hacia su costado. Hoseok permanece mirando al frente—. Por eso tomé distancia. No quería que esto sucediera. En realidad, no tenía que suceder así.

—¿No tenía? —destaca.

—Sólo era eso... —Las fosas nasales de Hoseok se abren. Al menos está intentando hablar. Él se mantiene atento—. Min Yoongi, si supieras la cantidad de veces que te desnudé sin siquiera tocarte. Antes de que sucediese..., de verdad lo quería, pero sólo era eso.

—¿A qué te refieres?

Hoseok ríe.

—Ya no actúes como un psicólogo.

—Intento entenderte, Hoseok. Si no hablas claro, sólo me queda hacer preguntas.

—Soy un idiota.

—Valida lo que sientes —murmura—. Es lo único que te ayudará a entenderte y ordenarte.

—Bien —susurra Hoseok, asintiendo—. En este momento estoy confundido. No tienes idea de cómo me late el corazón. —Apenas ejerce ademán para poner la mano sobre su pecho, el chico se mueve hacia un costado y niega con su cabeza—. No me toques, porque no respondo.

Ambos ríen, y en ese choque de burla, sus cuerpos se relajan junto a sus tímpanos cuando se detienen.

—Sólo dime en qué piensas —insiste—. Quiero oírte.

—Estar contigo era algo que quería. Pero no creí que ibas a gustarme así. De verdad, me gustas mucho, Yoongi, siento mi corazón desbordado y no sé como detenerlo.

Intenta tocarlo, como mínimo un roce de sus dedos para sentirse mejor y demostrar que es algo mutuo a pesar de su silencio, pero es esquivado.

—Hablo en serio —aclara Hoseok—. No me toques, por favor.

—Está bien. Lo siento.

Devuelve las manos a sus propias piernas. En su rostro se forma una mueca de disgusto.

—No hagas ese gesto.

—¿Cuál gesto?

—Ese que haces con los labios. —Hoseok lo imita—. Así. —Reitera el gesto—. Creo que lo haces de manera inconsciente.

—Supongo.

—Ahí está otra vez. —Hoseok se cubre los ojos con una mano—. Si no lo veo, no existe —masculla—. En fin —continúa con los ojos cubiertos—, aquí lo más importante es que lamento hacerte sentir mal. No me arrepiento de lo que sucedió, al contrario. Así que no te sientas utilizado, porque no fue así.

Se reprende en su interior por sentir algo de decepción por lo que escucha. Las disculpas suenan sinceras, pero no añade más. Nada de lo que también desea oír. Esperaba que volviese a suceder. Volver a tocar sus labios y acariciar la piel de sus caderas. Lo desea con ansias. Si no supiese lo incómodo que resulta aquella idea a Hoseok, lo estaría pidiendo.

—Entiendo —murmura entonces—. Lamento si te hice sentir mal en algún momento.

—No lo hiciste.

—¿Seguro?

—Completamente. —Suspira pesado—. Fuiste y eres, hasta ahora, el hombre más dulce con quien he tenido la suerte de estar. En todos los sentidos.

Minutos más tarde, se levanta del suelo y extiende la mano hacia Hoseok para que haga lo mismo. La electricidad en su cuerpo es densa, pero la soporta mientras lo ve levantarse para quedar de pie frente a él. No libera su mano. El cerebro de Yoongi se pone en alerta.

Antes de cometer un nuevo error se lo piensa dos veces. Sunhi aparece. Luego Dahae. Piensa en lo que Dahae diría si se enterase de algo como esto. De como su padre ha vuelto a engañar a su madre sin remordimiento y que, si fuese por él, en esta instancia, lo haría una vez más. Tal vez muchas otras.

Evitando caer en la tentación de jalar a Hoseok hacia él, da un paso hacia atrás y sonríe apenado.

—¿Amigos? —pregunta en contra de todo lo que su cerebro dicta.

Las pestañas de Hoseok baten unos segundos y asiente. Mueve sus manos unidas.

—Amigos —concede con una sonrisa.

—Amigos —concede con una sonrisa

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Formato Libro 📌 yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora