❤︎︎𝙻𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚊𝚜𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚝𝚛𝚎𝚗

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ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕥

Estábamos en la estación de trenes, me despedía de mis padres con un abrazo, hace una semana me despedí de Peter y en casa me despedí de mis hermanas y hermano.

—Cuídate hija.

—Lo hare papá.

Mi padre pasó su mirada a Sirius.

—Cuídala muchacho.

—Con mi vida señor no debe preocuparse.

—Lo se Sirius, cuídense.

Nos alejamos de mis padres y fuimos a buscar a los Potter, primero guardamos nuestra maletas en los equipajes y fuimos a buscar a nuestros amigos, los vimos con los Potter y fuimos a saludarlos.

—Aquí está la parejita.—dijo James colgándose de nuestros cuellos.

—Cornamenta pesas.—dije.

El se separó un poco y vio mi hombro ya que la manga se me había bajado.

—¿Que tienes aquí princesa?.—dijo señalando un chupeton que Sirius me hizo en la noche mientras nos besamos ardientemente, ya que por respeto a mis padres no pasamos de caricias y besos atrevidos.

Vi que Sirius iba a contestar pero yo dije rápidamente.

—Peter y yo tuvimos una pelea por unos discos y me choqué con el librero de mi casa.—dije lo más normal que pude.

Parecía que lo habían creído ya que no se volvió a mencionar el asunto, se acercaron Remus y Peter y nos saludamos entre nosotros y preguntamos por las vacaciones, los señores potter nos sacaron la foto de cada año y nos dieron una copia a cada uno.

—Gracias Señora Potter.—dije recibiendo mi foto.

—No agradezcas cariño, por cierto Violett Remus felicidades por ser prefectos este año.

Era cierto, Remus y yo portábamos nuestras insignias rojas y doradas con orgullo en nuestras túnicas.

—Cierto, Violett deberíamos estar ayudando a los nuevos.—el tomó mi mano.— nos vemos en el vagón chico.

Sin dejarme despedir bien Remus me arrastro para ayudar a los estudiantes y dar indicaciones.

—Yo no me comí esa excusa.

—¿De que hablas?.

—Lo que tienes en el hombro es un chupeton que estoy seguro que Sirius te hizo.

—Puede ser...—dije agachando la cabeza un poco.

—No dire nada es su vida y su relación.

—Gracias, eres el mejor.—dije y le di un pequeño beso en el cachete.

Vi detrás de Remus como los chicos se montaban en el tren al vagón que ya habíamos reservado para nosotros, nos toco quedarnos unos diez minutos más ayudando en lo que faltaba. Los prefectos de cada casa fuimos los últimos que entramos, lastimosamente Lucius Malfoy era uno de los prefectos así que  aprovecho para tirar sus indirectas.

—¿Y tú noviecito traidor a la sangre?.—dijo provocándome

—No te interesa Malfoy.

—¿Como es que alguien tan hermosa como tú puede estar con alguien como Sirius Black.—se acercó a mi y trato de tocarme.—Si no fueras una sangre sucia me metería contigo.

—Créeme Malfoy nunca me metería contigo, no pensé que alguien como tú me deseara tanto.—dije cruzándome de brazos.

Al parecer muchos estudiantes se empezaron a acercar a escuchar la pelea en los pasillos.

—Deseo tu cuerpo nada más, pero como dije no me meto con sangres sucias.

—Bueno, me alegra que ya tengas la idea en la cabeza de que nunca estarás entre mis piernas tal y como ya estuvo Sirius Malfoy.

Dije y di una vuelta y vi a los merodeadores y a Lily junto con Severus que me veían sorprendida, Sirius tenía una sonrisa de satisfacción en su cara, yo sonreí y me acerqué a él sintiendo la mirada de Malfoy en mi nuca, me acerqué a Sirius y me colgué de su cuello besándolo con pasión, el se separó cuando empezó a chupar mi labio inferior me tomó de la mano y nos llevó por los pasillos del tren, no dijimos nada hasta que entramos en los baños y el cerro la puerta.
Iba a hablar al respeto de lo que dije cuando Sirius me empujó contra la pared y me calvo colgándome de su cintura subiéndome la falda, yo jadee de la sorpresa, Sirius tenía una sonrisa en su rostro.

—Te amo carajo.—dijo acariciando mis piernas.—yo nunca lo hubiera dicho mejor.

—Lo siento, delate lo que hicimos.

—Me importa una mierda que todos sepan que tú eres mía y yo soy tuyo.

—¿No estás molesto?.

—Nunca, estoy orgulloso y feliz tanto que te daré algo.

El me bajo y tomó su varita y cerró la puerta y colocó el hechizo Muffliato para que no se escuchara nada, cuando menos lo pensé el quito mi túnica y se arrodilló enfrente de mi, empezó besando mis muslos y subiendo mi falda.

—¿Sirius Qué haces?.—dije con la respiración agitada por sus caricias ya que estaba muy cerca de mi centro.

—Que no es obvio lo que tú dijiste, meter entre tus piernas.—dijo bajando mis bragas de color negro.

—Sirius este no es el lugar.

—Solo quiero hacerte sentir bien cariño, llevamos mucho sin hacerlo así que déjame hacerte disfrutar un poco.

Iba a renegar cuando un dedo empezó a tocarme y la otra mano abría un poco más mis piernas, empezó a importarme una mierda por lo que me preocupaba y me estaba dejando ir por esas caricias gigantes que estaba sintiendo gracias a Sirius en mi centro. Empecé a soltar los botones de mi camisa hasta dejarla abierta completamente. Sirius acercó su lengua a mi centro y me hizo arquearme contra la pared mientras gemía, una de las manos de Sirius empezó a subir por mi abdomen y llegó a mis senos para empezar a tocarlos por encima de la copa, yo solo podía echar la cabeza hacia entrar mientras despeinaba a Sirius, estaba que llegaba al orgasmo por los movimientos de Sirius cuando el se detiene.

—No pares....por favor.—dije con los ojos cerrados mientras intentaba acerca a Sirius a mi centro.

—Mírame Violett, quiero que me veas si no me vez no llegarás nunca.—demando, yo solo me mordí el labio y subí la cabeza.—Violett es ahora.—dijo con la voz más demandante que le había escuchado nunca en mi vida.

Con cuidado abrí los ojos y baje la mirada, no lo podía creer me estaba dejando dominar por completo de el yo estaba a su Merced, sus pupilas estaban supremamente dilatadas y su boca llena de mis fluidos.

—A partir de ahora Violett cuando vayamos a hacer el amor, tener sexo o que yo te folle o simplemente como ahora que te la estoy chupando, yo mando. Fuera de la cama soy tuyo pero en la cama yo mando preciosa.—dijo con una sonrisa provocativa, yo solo pude gemir.—Respóndeme ¿quien manda?.

—Tu Sirius.

Respondí viéndolo a los ojos y el se volvió a acerca a mi centro, el me estaba viendo a los ojos y cumplió lo que dijo cada vez yo cerraba los ojos y no lo veía el se detenía, quería llegar a mi orgasmo y fue tan duro no cerrar los ojos, pero lo pude conseguir.



Al final de todo salimos del baño y fuimos donde nuestros amigos que nos interrogaron de las vacaciones y solo les dijimos que pasaron cosas...
Ellos muy en el fondo ya sabíamos de que hablábamos, pero ellos solo pensaban en lo sucedido en vacaciones no tenían ni idea del oral que Sirius me había echo y de la mamada que le había echo en ese baño y era el responsable de que el brasier negro que tenía puesto tuviera manchas blancas en las copas, ya que si el se corrio en mis senos y boca

𝙻𝚊 𝙷𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝙱𝚛𝚞𝚓𝚊 𝙳𝚎 𝙻𝚘𝚜 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora