❤︎︎𝟷𝟶 𝙰𝚗̃𝚘𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎𝚜

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𝟷 𝙳𝚎 𝚜𝚎𝚙𝚝𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎 𝟷𝟿𝟾𝟿

ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕥

Los años pasan volando hace 11 años que me convertí en la señora Black y hoy era el día en que mi hijo mayor descubriría la magia de Hogwarts, no puedo evitar pensar que el también puede encontrar el amor como lo hicimos su padre y yo.

—¿Estas lista?.—dijo mi esposo acercándose por detrás de mi, me empezó a besar el cuello mientras me colocaba los aretes.—Debemos ir a dejar a los niños con sus abuelos para llevar a Regulus a la estación.

—Lo estoy.—dije agachando la mirada, el tomó mi mentón y lo subió.—No quiero que se valla es mi hijo.—dije tratando de no llorar.

—Lo se, pero al igual que tus padres te dejaron ir a ti debemos hacerlo con el, sera los mejores 7 años de su vida. Quizás encuentre el amor.—dijo con burla.

—Quizás, el amor en Hogwarts es mágico.

—Claro que lo es, me encanto contigo hace ya 18 años.—Me beso con cuidado.—Vamos.

—Vamos.

Nos tomamos de las manos y bajamos las escaleras de nuestra casa, mi pequeño Regulus estaba en la sala con su baúl esperándonos ansioso.

—¿Estas listo hijo?.—le pregunta Sirius.

—Si, estoy tan emocionado por fin iré a Hogwarts y haré miles de bromas.—dijo levantándose de donde estaba sentado.

—Pobre Minerva.—dije tocándome la frente, me acerqué a mi hijo y bese su frente.—¿Me escribirás cierto?.

—Mamá...—dijo fastidiado.

—No te dejare ir hasta que me lo prometas.—dije abrazándolo.

—Bien, lo haré mamá cada semana.

—Ese es mi niño.—me aleje de él y me acerqué a la escalera.—NIÑOS NOS VAMOS.

Por las escaleras bajaron Lyra de nueve años y nuestra hija de cinco años Aquarios (Le dijimos a los niños que podían elegir el nombre de su nueva hermana mientras sea de constelación, y eligieron ese, irónicamente ella era acuario).

—Vamos primero donde los abuelos.—dijo Sirius ya dentro del auto.

—¿Por que no puedo ir con reg?.—Pregunta Lyra.

—Aún te falta dos años enana.

—No es justo.

—No peleen niños.—les dije.—Lyra cuando tengas 11 años también irás a Hogwarts como tu hermano, tu irás con Harry ambos entrarán en el mismo año.

Dejamos a las dos niñas en casa de mis padres, al parecer no estaban solos Peter estaba con su esposa e hija, al igual que Susan que estaba con su esposo y su par de gemelos.
Llegamos a la estación de trenes y Sirius estacionó el auto y bajamos las cosas, llevábamos a nuestro hijo hasta Los Andes 9 y 10.

—Aquí hijo es donde comienza todo.—le dijo Sirius.—esta es la entrada a la plataforma donde verás la locomotora que te llevará a los mejores 7 años de tu vida.

—Papá y si no quedó en Gryffindor, si quedó en alguna de las otras 3 casas.—pregunta preocupado.

—No pasará nada, por algo el sombrero te pondrá en esa casa, aparte creo que puedes ser un águila heredaste la inteligencia de tu madre.—le dijo Sirius y subió la vista a verme.

—¿Estas listo cariño?.—pregunte acariciando su cabello.

—Si mamá.

Yo le di una sonrisa y sirius y yo quedamos aplastando a Regulus y empezamos a correr, atravesamos la pared para llegar a la gran locomotora que se llevaría a mi hijo, guardamos su equipaje y nos aseguramos que estuviera en un vagón, había llegado la hora de decir adiós.

—Cariño, disfruta al máximo la escuela y se que no tengo mucho derecho a decirte esto, sabiendo como era yo pero intenta no meterte mucho en problemas o por lo menos que no me lleguen tantas caras tuyas.

—Mamá, no te parece injusto que ustedes dos con los Ríos lunático y cornamenta, fueran los reyes de las bromas y yo no me pueda meter en problemas.—dijo con gracia mi hijo y dándome la misma sonrisa traviesa que su padre.

—No te dije que no hicieras bromas, te dije que no te metas mucho en problemas, puedes hacerla sin que se den cuenta.

Ambos reímos y yo lo abrazo, estaba dejando ir a un pedazo de mi, a mi pedazo más grande. El también se despidió de su padre que le dijo que hiciera todas las bromas posibles sin importarse de los profesores.
Sirius me abrazo de los hombros y vimos como el tren se alejaba mientras nuestro hijo se despedía por la ventana del vagón.

—¿El estará bien cierto?.—pregunte,

—Lo estará, es nuestro hijo al fin y al cabo, le dará mucho problemas a Minni.

—Ni que lo digas, creo que más que nosotros.—empezamos a caminar abrazados por la estación.—¿Hicimos un buen trabajo criándolo, cierto?.

—Nunca lo dudes señora Black.

Nos besamos mientras seguíamos caminando para ir por nuestros pequeños y continuar con nuestra vida, al fin de cuenta habíamos terminado con el mal y pudimos seguir con nuestro amor que seguirá muchos años más, y sin importar cuantos años pasarán seguiría siendo la princesa merodeadora y así me iría hasta el fin, puede que uno de los merodeadores se haya ido pero los demás seguíamos fieles al juramento de ser una familia y estar juntos siempre.
Y yo me quede con mi perro pulgoso de esposo por toda la vida.

𝓕𝓲𝓷

𝙻𝚊 𝙷𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝙱𝚛𝚞𝚓𝚊 𝙳𝚎 𝙻𝚘𝚜 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora