La hermana gemela de Peter Pevensie, fue diferente desde que nacio su nombre era Violett Y ella era única a diferencia de sus otros hermanos, era una bruja y asistia a Hogwarts, y no solo eso era nada mas ni nada menos que una merodeadora, por esa r...
Estaba boca abajo intenté moverme cuando siento un peso en mi trasero, levantó la cabeza y encuentro la cara de mi dulce Sirius, de solo recordar lo que el me dijo sonreí y de lo que acepte.
𝚁𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘
Anoche.
—Cásate conmigo cariño.
Me quede pensando mientras el besaba mi cuello.
—Si quiero.
—Te amo, mañana será mi esposa.
𝙵𝚒𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚛𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘
Empecé a acariciar su cabello con delicadeza empezando que despierte, cuando abrió sus ojos sonrió y se volteo viéndome a la cara aún con su cara en mi trasero.
—Buenos días señora Black.
—Buenos días señor Black, disfruto su regalo de cumpleaños.
—Me encanto, sobre todo el echo de que serás mi esposa.
—De verdad no te arrepientes de lo que pediste.
—Nunca, pensaba pedirte matrimonio apenas saliéramos de la escuela, pero estoy convencido que te quiero a mi lado por el resto de mi vida.
—¿Le diremos a alguien?
—No, guardaremos el secreto. Cuando salgamos de la escuela y te pida matrimonio con la bendición de tus padres y me arrodillé y te coloqué un anillo.
—Está bien ¿cuando nos casaremos?.
—Ahora mismo es sábado tenemos día libre irémos al pueblo y diremos cuanto nos amamos y nos besaremos.
—Organicémonos y vamos.
Le dije y me senté para besarlo, el me cargo y me llevo así al baño, abrí la ducha y el agua caliente entró en contacto con nuestros cuerpos, sentí superé en mi entrada y quise que entrara rápidamente y el me lo cumplió, y creo que me encanta em sexo en la ducha.
Salimos y el se colocó la misma ropa y fue a su cuarto a cambiarse, yo busque en mi ropa y encontré un lindo vestido blanco que me lo coloqué con un buso con el frío.
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Baje a la sala común donde ya estaban los chicos, bese a Sirius y salude a los chicos.
—¿Como se la pasaron anoche?.—dijo cornamenta levantando las cejas de forma pervertida iba a responder pero Sirius se adelantó.
—Maravillosamente, si te dijera todo lo que hicimos te sorprenderías amigo.
Fuimos a desayunar donde hicimos una broma a los profesores haciendo que la comida saliera volando de sus platos, nos ganamos otro castillo pero valió la pena viendo a los profesores con comida en toda partes.
—Cariño vamos.
—Vamos.—dije levantándome.
—¿A donde van?.—pregunto colagusano.
—Debemos hacer algo de pareja, corre.
Me tomó de la mano y me puso a correr, corrimos hasta que llegamos al pueblo ahí tomamos aire y nos reímos a carcajadas.
—No puedo creer que dijeras eso cariño.—Le dije riendo.
—Que debíamos irnos, tenemos que casarnos.
—¿Donde lo haremos?.—me pregunto mientras caminábamos tomados de las manos.
—Te acuerdas el árbol de nuestra tercera cita, qué tal si lo hacemos ahí.
—Me encantaría.—me coloqué de puntitas y lo bese.
Caminamos al árbol donde tuvimos nuestra tercera cita y nos sentamos en el piso viéndonos cara a cara.
—Te quedó debiendo el anillo.—dijo tocando mi mejilla.
—Lo importante es que nos casaremos
—Te amo.
Me beso y me tomó de las manos y dijo.
—Mi reina ya que eso es lo que eres para mi, te conozco hace 5 años y 4 de pareja y estoy seguro que deseo envejecer a tu lado, esta boda improvisada es solo el principio de esto, llegará el día en el que entres al altar con un vestido blanco y luego te lleve a algún lugar de Luna de miel y luego tengamos una familia. Te prometo amarte toda la vida en la que estaremos juntos e incluso en el más allá te buscaré, ahora será nuestro secreto pero desde este momento eres la señora Violett Pevensie de Black.
—Te amo Sirius, eres lo mejor que me a pasado y estoy feliz de ser tu novia y ahora tu esposa, esto es algo solo de nosotros me hace feliz por raro que suene que me llames señora Black, te amare en cualquier lugar y quiero tener lindos hijos contigo, quiero que un niño igualito a ti me llame mamá. Quiero terminar la escuela no solo para hacer nuestra boda pública y cumplar nuestra casa, quiero decirle a todo el muendo que soy tu esposa y tu mi esposo. Te adoro señor Black.
—Te adoro señora Black.
Me tomó de la cintura y me acercó a besarme soñando así nuestra unión matrimonial, un secreto que guardamos todo un año.
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