Capítulo 20

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-¡Salud!- En el exterior de una pequeña taberna del centro de Orario, un grupo de dioses, sentados en una mesa, disfrutaban de varias bebidas y platos de comida, como carne frita y rodajas de queso, entre otros alimentos, y brindando animados con jarras de cerveza. Entre ellos, había una linda diosa, bajita y con coletas de cabello negro, que bebía con ganas de su jarra de cerveza, tragándolo todo de un trago.

-¡Waaaaaaaa, delicioso, es de las mejores cervezas que he probado! ¡Otra, posadero!- Pidió a gritos la diosa, agitando su jarra vacía, con el rostro colorado por el consumo de alcohol.

-Deberías beber con cuidado Hestia, recuerda que no eres buena bebiendo- El dios que habló era un tipo alto, muy apuesto, con ojos y cabello negros, con un peinado y ropas blancas orientales, y con sandalias de madera. Ese hombre era Takemikazuchi, un dios de la guerra, que vino hace un par de años a Orario desde el Continente Oriental

 Ese hombre era Takemikazuchi, un dios de la guerra, que vino hace un par de años a Orario desde el Continente Oriental

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Junto a ellos, se encontraban también Día, Brígid, Miach y Loki, está última dando también buena cuenta de su bebida.

-¡Jajajaja, te va a pasar como la última vez que bebiste demasiado, enana. Vamos a tener que arrastrarte hasta casa!- Loki reía a carcajadas, mientras degustaba los últimos tragos de su cerveza.

-¡Cállate pecho plano, yo controlo!- Exclamó molestia Hestia, mientras una de las camareras de la taberna le traia otra jarra de cerveza. -¡Además, tú no deberías hablar, ya que también sueles emborracharte con frecuencia!-

-¡Ya, pero yo controlo la bebida mucho mejor que tú, pechos de vaca!- Hestia y Loki chocaron sus frentes, mirándose con rabia la una a la otra

-Basta chicas- Ordenó Brígid con el ceño fruncido -Para una vez que tenemos un rato libre para reunirnos, no lo estropeeis con una de vuestras tontas peleas infantiles- Ambas diosas, a causa del regaño, se separaron, mirando cada una a otro lado, con un puchero de molestia en el rostro de ambas, lo que provocó una gota de sudor de los otros dioses allí reunidos.

El grupo de dioses, amigos desde que estaban en el Plano Celestial, habían aprovechado para reunirse para tomar algo después de tanto tiempo, pues sus hijos estaban de expedición en el Calabozo u ocupados con otros asuntos, por lo que los dioses, aprovechando ese rato libre, se juntaron para charlar y pasar un agradable rato juntos. La propia Hestia estaba muy contenta, pues su situación estaba mejorando gradualmente gracias a su hijo, por lo que decidió permitirse un pequeño capricho y reunirse con sus amigos.

Habrían invitado a otros dioses amigos suyos, como Athenea, Hephesto, Deméter o Freya, entre otros, pero todos estaban ocupados con asuntos de su Familia, por lo que no pudieron acudir a la reunión.
Así, los dioses hablaron de varios temas mientras comían y venían, como algunos hechos de sus hijos, o los últimos sucesos que habían ocurrido en la ciudad.

-Me alegro de ver que la gente está más animada- Observó Día -Los ánimos estaban bajos últimamente, por el susto del ataque tras el Monsterphilia- La diosa puso una expresión compungida, pensando en todo lo que había ocurrido durante el festival. Por suerte, las partes dañadas de la ciudad se estaba reconstruyendo rápidamente, y los civiles habían superado el miedo y la ansiedad causados por el ataque de los monstruos.

La Leyenda del PretorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora