-¿¡Que ha pasado, donde está Bell-sama, a donde ha ido!?- Lili y Syr estaban sumidas en el miedo y la desesperación, tras ver cómo su amigo y compañero desaparecía tras invocar ese extraño halo de luz con su anillo e introducirse en este, solo para desvanecerse de la nada frente a sus ojos
Viendo a sus hijas al borde un ataque de pánico por la súbita desapareción de Bell, Hestia procedió a calmarlas, sin éxito, por lo que muy a su pesar, pues odiaba hacer algo como esto, ejerció su Autoridad Divina para hacer entrar razón a sus hijas, y que estas se calmaran de una vez, procediendo a llevarlas adentro de la iglesia.
Una vez en el sótano, Hestia se sentó en el sofá junto a ellas, sumiendo a Hestia en un mar de preguntas, a lo que Hestia nuevamente se vio obligada a calmarlas nuevamente
-¿Ya estáis más tranquilas?- La pallum y la camarera asintieron, aunque por dentro bullían de confusión y nervios -Bien, voy a explicaros lo que ha pasado y adónde ha ido Bell-kun, pero es largo de explicar, por lo que os ruego que no me interrumpais y presteis atención; dejad las preguntas para cuando acabe, chicas-
Dicho esto, Hestia procedió a explicarles todo lo referente a las Mazmorras según lo que ella y Bell sabían: Que es lo que eran, su finalidad, cuando y por quién habían sido creadas y el motivo y circunstancias que habían llevado a Bell a conocer de su existencia y ser escogido para acabar con los seres que allí dormitaba.
Syr y Lili escuchaban a Hestia absortas, con los ojos como platos y la mandíbula colgando hasta el suelo de la impresión. Realmente nomse esperaban que aquello fuera verdad, casi parecía mentira: Monstruos de hace dos mil años corrompidos por la la misma energía oscura que dio origen al Calabozo de los que obtenidas armas legendarias como recompensa y que habían sido encerrados por un misterioso personaje en dimensiones paralelas creadas por él mismo era algo difícil de creer. Si no fuera por qué confiaban en la palabra de su diosa y por qué lo habían visto con sus propios ojos pensarían que se trataba más bien de los relatos de un demente.
-Entonces, ¿Bell-sama está ahora mismo en otra dimensión donde el tiempo discurre distinto?- Cuestionó Lili tras finalizar Hestia su explicación aún anonadada por lo que había escuchado, recibiendo un asentimiento de la diosa como respuesta a su pregunta
-Disculpadme que no os lo contáramos antes, con todo lo que ha pasado últimamente se nos había pasado decíroslo- Se disculpó Hestia, inclinándose ante ambas, sintiéndose culpable por ocultarle la verdad a sus niñas -Y tampoco sabíamos cómo contároslo, no sabíamos bien como reaccionarias o si ni siquiera nos creeríais-
-Por favor, Hestia-neesama, levante la cabeza- Afirmó Lili, en absoluto contrariada -Lo entendemos perfectamente, no tiene que disculparse con nosotras, en serio-
-Lili-chan tiene razón, es comprensible que no pudiera contárnoslo antes- Añadió Syr con una sonrisa afable, que pasó a ser una expresión complicada -Y tenéis razón, no era sencillo explicar esto. De no haberlo visto por nosotras mismas, hubiera creído que Bell-kun y tú os habíais pasado bebiendo en el local de Manma Mía-
-Gracias por entenderlo, mis niñas- Dijo Hestia con expresión cálida y agradecida, sintiendo como le desaparecía un peso de encima
-¿Entonces, Bell-sama estará fuera un tiempo, cuanto exactamente?- Preguntó la pallum. Aún no entendía bien como fluía el tiempo en aquel misterioso lugar
-No sabría decirte Lili-chan, allí, según lo que me dijo Bell-kun, un día equivale más o menos a una hora en el mundo real, por lo que, si permanece allí el mismo tiempo que estuvo la primera vez, estará aquí en un máximo de cuatro horas, a lo sumo-
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La Leyenda del Pretoriano
FanfictionBell es un habilidoso joven de 15 años que viaja a Orario para cumplir su sueño de ser un héroe. Allí, tras vagar por la ciudad sin ser aceptado por no ninguna familia, es acogido por la diosa Hestia. Desde ese momento comenzará la historia del mayo...