Capítulo 52

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-Listo, con esto bastará por ahora, ¿como te sientes, Primo-chan?- Dijo Bell, mientras atendía a la pequeña elfa sentada sobre una roca frente a él

-Estoy mejor, gracias Bell-niisan- Respondió la pequeña elfa, a lo que Bell respondió acariciando su cabeza para acto seguido dirigir su atención a Lili y Gina -Quedaos con ella y echadle un ojo, chicas, voy con Cecilly, y dadle de comer algo, estará hambrienta-

-Hai, Bell/sama, oniichan- La pallum y la amazona asintieron, mientras Bell de incorporaba y se dirigía hacia la entrada de la pequeña gruta donde el grupo se había ocultado, donde estaba Cecilly vigilando el exterior

-¿Cómo está Primo-chan, Bell?- Preguntó la herrera cuando vio a Bell llegar junto a ella

-Bien, ya está mejor, el dolor de cabeza ha remitido totalmente gracias a la poción de mente que le dimos, pero aún está algo aturdida y mareada, así que será mejor que la dejemos descansar un rato más- Cecilly asintió, más aliviada al saber que la pequeña elfa estaba recuperándose del Mind Zero que había sufrido antes -¿Y tú, Cecilly, como está tu brazo?-

-Tranquilo, está perfecto- Aseguró Cecilly mostrando las vendas que cubrían el lugar donde el Hellhound la había mordido -El mordisco fue superficial, así que la poción curativa sanó completamente la herida, y puedo moverlo sin problemas, así que no tendré problemas a la hora de luchar-

-Me alegro- Respondió Bell aliviado, para luego mostrar una expresión más seria mientras dirigía su mirada hacia el exterior de la gruta -¿Que hay de los monstruos, siguen por la zona?-

-Por ahora no, pero los oigo cerca, así que en cuanto salgamos los vamos a tener encima sí o sí- Afirmó Cecilly frunciendo el ceño, mientras Bell asentía pesadamente

Desde el momento que calleron al Piso 15, Bell y sus compañeras estuvieron huyendo de la horda de monstruos que comenzó a perseguir les, viéndose en muchos casos rodeados por varios de estos, así que Bell se vio obligado en esas ocasiones a dejar a la aún inconsciente Primo al cuidado de las demás mientras se encargaba de abrirse camino, acabando con todos los monstruos que podía para poder avanzar y huir de las hordas que los perseguían, además de tratar de encontrar un lugar donde poder descansar, pues sentía que caso no podía sostener sus armas de cuánto le pesaban sus brazos, y necesitaba tomar una poción curativa cuanto antes para sanar las numerosas pequeñas heridas y cortes que había recibido durante el combate.

Por fin, tras unas pocas horas de extenuante huida, el grupo logró encontrar ese lugar tras haber logrado despistar a la horda, y tras comprobar que era seguro, se introdujeron en él, ocupándose de guardar silencio para que la marea de monstruos no los encontrara y pasara de largo.

Viéndose libres del acoso de los monstruos, Bell y las chicas procedieron a curar sus heridas y restablecer su maná en caso de Bell, además de hacerme tragar una poción de mente a la inconsciente elfa, dejándola tumbada suavemente a la espera de que despertara mientras el maná de su núcleo se regeneraba, momento que aprovecharon Bell, Cecilly, Gina y Lili para comer algo, aunque era más que nada por recuperar energías, pues la situación actual les había cerrado el estómago.

-Tenemos que salir de aquí cuanto antes, no podemos esperar a que vengan aventureros a rescatarnos cuando nadie sabe ni dónde estamos exactamente- Afirmó el albino

-Si aquella otra marea de monstruos no nos hubiera acorralado podría haber sacado de aquí a las chicas antes de que el Piso colapsara- Se dijo Bell con pesar, mientras a si mente acudía el recuerdo del momento en que Mikoto y sus compañeros los dejaron atrás -Realmente no puedo creer que la Familia Takemikazuchi nos hiciera esto...-

La Leyenda del PretorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora