Ova 2: Especial 100 Seguidores (Parte 2)

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Había caído ya la noche, y la luna estaba alta en el cielo cuando el pequeño pelotón llegó frente a las ruinas de aquel viejo castillo. En tiempos antiguos había sido uno de los baluartes defensivos del norte del Dominio, pero una guerra provocó su destrucción hará ya casi mil años, dejando como resultado las ruinas que se levantaban sobre aquella loma.

Aquella elevación geográfica se levantaba enmedio de grandes bosques que dominaban el norte y otras partes del Dominio, país montañoso y con grandes territorios de bosque que se extendían a lo largo de numerosas leguas.

Y era en medio de estas ruinas, bajo la sombra de las torres y murallas derruidas por elmpasondel toenoi y los elementos, y el manto de la noche, donde se encontraba ese regimiento de soldados, apartando los cadáveres de los caídos tras la batalla que había tenido lugar instantes antes entre las ruinas, retirando con cuidados los cuerpos de sus compañeros caídos y amontonando a los bandidos a iquilafps en una pila como si restos de basura se tratara

Aquellos soldados que se apegitonabab en aquellas ruinas eran tropas de Lathran, uno de los territorios bajo control de la Ciudad Divina, que limitaba al noroeste con otras naciones, y era considerado, junto a Erelion, el más grande de los feudos vasallos de todo el Dominio.

Aquellos soldados que se apegitonabab en aquellas ruinas eran tropas de Lathran, uno de los territorios bajo control de la Ciudad Divina, que limitaba al noroeste con otras naciones, y era considerado, junto a Erelion, el más grande de los feudos ...

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Aquellos hombres eran una de las fuerzas militares más grandes y poderosas del Dominio, hombres versados y veteranos en la guerra contra las incursiones de reinos rivales en la frontera.

Y en este momento, esos mismos soldados, un total de cien, los restantes de los ciento veinte que acudieron a ese lugar a combatir, aguardaban nuevas órdenes tras haber logrado aniquilar a esa hueste de bandidos, pillados por sorpresa tras haber localizado su ubicación en aquellas ruinas, después de haber estado siguiendo su rastro durante los últimos días.

En este mismo momento, mientras la mayoría de los soldados descansaban, retiraban a los caídos y trataban a los heridos, algunos de ellos estaban escoltando a un grupo de casi un  centenar de mujeres y niñas, la mayoría humanas, aunque también había semibestias, pallums, enanas y algunas elfas y semielfas, muchas de ellas con expresiones mortificadas y pesarosas, con sus ropas raídas, cubiertas por las mantas que tan amablemente les habían ofrecido los soldados para tapar su piel.

Y frente a ellos, dirigiéndolos, observando los trabajos y acciones de sus hombres, estaba la figura de una joven semielfa de cabello rosa pálido atado en una cola de caballo alta, con ojos amarillos y un traje de cuero corto con falda roja con líneas blancas, largos guantes que cubrían sus brazos, botas altas y una capa morada, con una espada de mango negro y un rubí en la empuñadura que colgaba de su costado izquierdo en una vaina negra.

Y frente a ellos, dirigiéndolos, observando los trabajos y acciones de sus hombres, estaba la figura de una joven semielfa de cabello rosa pálido atado en una cola de caballo alta, con ojos amarillos y un traje de cuero corto con falda roja con lí...

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La Leyenda del PretorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora