Cómo decirte que te quiero incluso en mis peores días, intentar mantener la charla que no tengo conmigo misma.
He ahí la respuesta de los interrumpibles escenarios ficticios, donde puedo permitirme quererte sin decir palabra alguna, donde te guardo en mi corazón.
La proximidad lo es todo, para mi caso específico de insalubridad, no hay otra respuesta a cualquier duda verbal.
Requiero de una libertad de hacer, para poder confesártelo todo, entre tus brazos en el sofá. Mientras esté cautiva en la desgracia del seno familiar, tal parece requerible mantener el fino silencio entre nosotros.
Y estoy odiando cada segundo de ello.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis