ECO

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Mis oraciones serán mi nombre, que he enterrado para evadir la idea de quién soy y mi origen.

Ningún conjuro ha funcionado, estanco mi magia dentro de mí porque alguna vez o dos me he equivocado. Evidentemente, me cuesta trabajo dejar ir.

Lleno de post its mi cabecera, pensando que tal vez mañana podré releerlos en mi diario. 

Concretar no es lo mío. Soy más mente que humana, un lio no identificarme, me desarma ser un túnel.

Que me obsesiono y no debo.

Estar sana no es un juego, así que no me quiero comprometer porque es difícil reconocer  lo que uno no escoge; si se es o no feliz y cuándo, si vive o muere. Que no tengo control de nada.

La imaginación captura toda la fuerza en mi cuerpo para intentar saber qué puede pasar o a dónde iré.

Lo dejaré ir.

Lo dejaré ir.

Yo lo sé.

No sé cómo, solo este instante. 

Por el momento en que suelto mi mano, es irresistible liberarme de toda esta carga. Seré mejor una vez que pueda manejarla.

Voy a dormir como nunca, pues mi nombre es mi eco.

Hago todo lo que hago tan solo con lo que tengo.

Algún día será lo que quiero.

Y también hoy, en este instante. Es un descanso de cualquier horror que cruce por dentro de mí.

 La neblina, la salud, el frenesí de ponerle rumbo a una existencia que debería ser fructífera solo para mí.

Arlette-

Eso es.

Eres tú.

En mayúsculas, el eco.

Los síntomas de la existencia: Diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora