Te aseguro, si es la gran cosa, sería muy retorcido quererlo invalidad.
Todo esto me provoca el vómito, estoy muy acostumbrada a espantarme, sea por mi o por otro. Perdona si mi cara se emblanquece y me lleno de rabia.
No, no tomare tu papel, devuélveme mi disculpa, aunque te la haya entregado con acidez.
Me enferma esta narrativa en que yo no puedo poner un alto, donde exagero porque nada es para tanto.
Sí, es la gran cosa.
¿Era necesario que se calcinaran tus manos para comprender el ardor?
Odio reconocer cuando algo le duele al otro, aunque tenga distancia de mí.
Pero no, hoy no hay conflicto, no puedo pretender que tengo compasión por ti.
Viste la daga en mi cuello, las pisadas tras de mí, notaste como mi cara cambiaba al oír mi nombre.
No tuve que darme por aludida, sabíamos de quien se trataba. Si deletrearan mi nombre, sigo siendo yo. Si apuntaban con la mirada, sigo siendo yo.
Y aunque fuesen murmullos, escuche el gritar, no puedes esperar que me importe más tu dolor.
Creí que había quedado claro cuál era nuestra relación ¿no importaban mis sentimientos o de plano no importaba yo?
No me cuentes de tu vida, ignoraste por años cada cosa que se hacía frente a tus ojos solo para bufarse de mí.
Sí, es la gran cosa. Qué triste que el precio de esta lección sea la amistad.
Me dolía menos cuando pensé que no se hablaría nunca del tema que cuando descubrí querías mi empatía.
Yo no.
No tengo nada más para ti que este sabor amargo que me hace maldecir tu cara, tu nombre, tu persona.
Qué triste que le precio de esta lección sea la amistad.
Me quede callada por años creyendo que era un acuerdo tácito: ni tú me dirías tus problemas ni yo los míos. Pero al parecer solo es la gran cosa el infierno si el diablo no eres tú.
Nunca podrás hacerme creer que no sabías lo que ocurría, te vi ser el personaje secundario y ahora te trasformas al antagonista. Tiranía.
Solo rechazas aquel odio que no te esquiva.
Y si eres la villana, seré tu pesadilla también, que te duela lo que deba el que yo decida no ser la mejor persona.
Mientras tanto jodete.
¿Qué necesitas para validar la realidad? Si no te atraviesa la bala, dices que es teatralidad.
Ni tu madre ni tu padre te importaría ver sufrir, no puedo creer que algún día espere algo de ti.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis