Dilo y confiesalo.
En una respiracion lenta que igual nadie lo sopecha pero yo lo sé.
Que eres un hijo de puta, narcicista. Naciste pareciendote a mí.
Yo a mí me conozco como quizá tú no te conozcas ni a tí, ese espejo de personalidad es solo un síntoma. No deberías parecerteme.
No cuando quieres estar lejos. Y me jode la vida saber que nos sabemos algo. Y que eso no afecta en lo más minímo nuestra relación.
Declaraciones llenas de trágedia, me pregunto cucuántas cartas tomará barajear para llegar a la verdad.
La absoluta no la quiero, no me importa y no me sirve. Conozco mis hábitos, mis vicios y mis límites.
Quiero tu verdad de tí, de tus labios rosados, tus rodillas rojas.
Quiero creer que entre la miseria aún lo sientes por lo que hiciste.
Imaginar me impacienta, cuento los segundos del segundero. De prisa. El tiempo nunca ha tardado más.
Me envicío de ideas nuevas y recicladas.
Y solo sé que debo escribir.
Cartas de amor, desearía. Pero al final de amor yo no sé nada.
Solo entiendo que te extraño y que me debes mucho más, Que una disculpa vacía, que el silencio, la distancia.
El ego y el amor propio nunca se habían parecido tanto pero hoy.
Una dulce protesta de amor, suelta de tus boca esa pesadez.
Yo no lo siento. Ha sido tu daga, solo la encajé más.
Pídeme perdón para saber que al menos te importa mi cuidado. Hazlo sin pensar en mi reacción.
Tengo grabado en el radio de mi cerebro cuales deben ser mis respuestas, he manifestado por años ya el respeto.
Y no me das ni un lo siento.
Poco valor tengo para ti y me mata.
Necesito que me confirmes que hiciste mal.
En una respiración lenta que igual nadie sospecha y yo ya lo sé.
No tardes, hasta hoy he aprendido mis lecciones, no sé si pueda con una más.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis