La misma escena que siempre imagino, solo que a la inversa.
Los pedacitos de cristal en el cofre no se han espolvoreado, en cambio, veo un atardecer diluirse detrás del patito de plastico.
Noto los pequeños lentre oscuros mientras siento la mano de mi madre soliificarse en la mía.
Aun no comprendo porqué no arde a los ojos, es casi natural, como si mi cuerpo se hubiese construido en su enteridad para vivir este momento.
El grato recuerdo de un paseo en camion con mamá me atrapa. De pronto será que esa mochila celeste tiene guardados todos mis buenos días.
Es placentero existir sin una deuda ¿debería sentirme mal por desear esta mediocre realidad?
Mi espiritu se liberó antes de podrme percatar, no quiero encadenar mi existencia nunca más.
No logro atinar a quién darle el credito, las gracias ¿es mi felicidad trabajo mío o solo una causalidad? se me relajan los huesos, incluso en el amanecer temprano no toma absolutamente nada de esfuerzo vivir, justo así, la culpa se desvanace cuando no tienes algo esperandote alla afuera para ser hecho.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis
