Recuerdo la primera vez que supe de ti, entre tu mirada oscura y tu piel lechosa sentí miedo. Desvaneció cuando noté que siempre elegías mirar hacía mí.
Tan reservado y serio, nadie lo creería con tu energía, vibrabas risa y comentabas de vez en cuando, mi pan de cada día.
Quería darte las gracias, me quedé porque de un ser humano tan cerrado pude sentirme especial: el primero que notó cuando dejé la habitación.
Fue un infierno, debí saber que no era suficiente la admiración, merecía respeto. Pero me hubiera quedado toda la vida si tú lo pidieras, yo no pertenecía a nada antes de ti.
Recuerdo escuchar tu voz, cosas que solo los cerebritos notamos, una opinión segura sobre un tema controversial. Nunca me sentí más identificada que cuando te oí hablar, quería besarte y quererte, me recordabas a mí.
Pero te doblegaste ante mi persona y se me fue la atracción de entre los dedos. Siempre voy arrepentirme de empezar sentimientos que no pude sostener.
Eras todo un jefe de familia, esperando tu árbol genealógico, decías que no cuando te apetecía, las dudas que yo tenía no cabían en ti.
Nada ha sido más emocionante que conocerte el carácter, supe lo que era un hogar cuando tenía el poder de decidir y errar.
Tanta vulnerabilidad, no he podido encontrarla de nuevo. Las ganas de ayudar a alguien probablemente nunca se alejen.
Aunque dejaste un hueco gigante y tanto por desear, contigo cumplí mi mayor fantasía; querías cambiar y yo a ti te quería. Lo más sagrado que alguien me entregó, sigo tratando de remplazarte.
Lenguajes nuevos de amor aprendí, quería tenerte y me aferré. Nada de lo que me diste sería suficiente hoy para mí.
El perfil alto que me diste, material para un esposo; extrovertido y divertido, algo así me merecía. No habías madurado aún, me jodiste también.
¿Por qué será que eres como mis exes? pensé que funcionaría. Quería tenerte para demostrar que el problema nunca fui yo.
Supongo que se reflejó cada defecto, no me dejaste conocer lo bueno y entre todo lo que hiciste puedo reconocer cuales son partes de mí también.
Quizá sí era karmático, aunque no quería. Serviste para hacer conciencia.
Y si los he soltado a ellos y a ti igual, estos solo son los restos que debo enfrentar.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis