Los síntomas de la existencia: Diario.

Hubiera preferido nada

Hubiera preferido nada al rigor de tus palabras.

Al vocablo pronunciado entre oraciones, a los siete minutos de tortura incesante.

Porque intenté comunicarme con un muerto viviente, con un ser que mucho sabe del autodolor y poco de lo ajeno. Y ahora debo aceptar que el raciocinio es la única salida.

Hubiera preferido nada al alborote de ideas, a la desilusión y la desinocencia, al filo de la muerte.

Hubiera preferido un silencio a llenarme los oídos de tu dolor, porque al final hay que aceptarlo, hoy te largas, me alejas porque no soy todo poderosa, ni sé curar almas.

Así que hubiera preferido nada a tenerte aquí, con tristeza en mis ojos.

Buscamos siempre a quién es perfecto para nosotros, así llegaste. Pero hubiera preferido nada ahora que al final me alejaste por el mismo motivo.

Es mi condena trágica, mi defecto espiritual.

Hubiera preferido nada antes que darme cuenta, porque yo sabía que éramos frágiles, eternos solo entre nosotros.

Y mi precio es que no me busques, solo porque llevo mi nombre.