Intento que todo lo que escriba sea poético y el puto Shakespeare se reiría de lo pendeja que soy.
Guardo la hoja a un lado para cuando las palabras regresen sin saber que vivo con vomito verbal.
Mi mente no tiene pausas, ni comas, ni nada.
A veces creo que mi mente se apagó y entonces me doy cuenta de que solo trabajaba más rápido. Tan rápido que se me desaparecen las ganas de seguirme el hilo a mí misma.
Apenas me di cuenta de que sé cada razón por la que hago o digo las cosas. Y me di cuenta cuando dejé reposar la verdad.
Por eso me obligué a llenar diarios y libretas.
Tengo que desahogar mi mente, porque el agua me da jaqueca y me esta nublando la razón.
Nunca he podido llenar diarios. Soy un asco.
Me prometí que hoy no seré Shakespeare, que los poemas saldrán solos. No voy a ser Shakespeare ni hoy, ni mañana, ni nunca.
No sé si ser poco exigente me va a ayudar a respirar, no sé si estar en el borde de la catarsis va a funcionar.
Pero por hoy, soy solo una chica que intenta escribir todo de manera poética y que también tiene que sobrevivir.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis