La cama king size

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Se está volviendo una obsesión, imaginarme lo que no hay, extrañar a quien no conozco.

Siento una gran necesidad de comenzar en mi primera lengua, de quitarle la poesía, la rima, el ritmo a cada palabra porque queda de más.

Requiere seriedad, necesita atención, le falta un diagnóstico y una gran decepción, desilusión nunca ha falto, es efecto secundario de la fantasía en cada anécdota sobrepensada.

Necesito ver el barro en cada cosa de las que haces, el contacto cero es necesario, aunque me aparezcas en todos lados. Nunca pensé que me rompería el corazón mi propia cabeza.

Se está volviendo una obsesión, no es ni aprecio ni admiración, solo el romance qué a mi vida le falta.

Es mi culpa y solo mía por hacerte el mi estándar, tu ni sabes nada de mí.

Y quizá deba también llorar, sin miedo a la apatía, sin miedo a ridiculizarme porque igual duele.

Duele no tener a nadie a quien amar, duele el miedo que tengo de nunca volver a enamorarme de alguien real, duele lo que me han lastimado a quienes si deje entrar.

Duele, no sentir un lazo, una conexión con nadie allá fuera, duele saber que quizá no hay nadie después de la espera.

Duele imaginar que quizá lo que sigue es un maltrato más.

Y otro más.

Y más.

Hasta el fin.

Duele pensar que tengo razones para no quererme arriesgar, para sentir que nunca más voy a conectar.

Nadie se parece a ti.

Nadie se parece a lo que veo en ti.

Probablemente ni eso eres tú. Probablemente es solo idealización.

Quizá por eso deba de dejar un lugar entre los dos, no saber más nada, así como lo haces tú.

Y duele, duele qué te quiero incluso si no nos vemos jamás, duele imaginarme qué nunca seré tu estándar.

Mi mundo tan pequeño y el tuyo tan prometedor.

Qué diferencias hay entre tú y yo.

Yo tendré que dejarte de mirar.

Cuantas sonrisas vanas, cuanta capacidad desperdiciada de amar.

No es sorpresa, la misma narrativa solo una vez más.

Quizá por eso.

Quizá.

Duele, soy consciente de mi entorno, y siempre quiero alcanzar más.

Duele pensar que aquí mismo me voy a quedar.

Que ni tu ni nadie serán para mí, porque así lo pedí o porque el universo no lo quiere para mí.

Duele imaginar que quizá siempre conectaré solo desde el dolor, de la desolación.

Sigo queriendo esa casa, un hogar donde vivir, un amado qué este a kilómetros, pero siempre venga a mí.

Una cama kingsize para dos, secretos guardados en la habitación.

Estoy deseando qué mi mayor meta no se disuelva entre papeles, que no se rebaje a cualquiera que piense que puede tenerme, que no se construya con alguien que lo quiera destruir cada que yo no soy quien quiere de mí.

Y duele, se ve tan lejano incluso si solo estoy en mis veintes.

Quiero amar y a mí nadie me quiere.

Se está volviendo una obsesión, será otro cuando no seas tú. Al menos al inicio de la oración aun no duele no tenerle.

Quizá debería aprovechar para llorar de más, para poner más puntos finales entre cada cosa que me empezó a llevar a ti.

Destruir tú imagen como me destruyo a mí, y a mis sueños.

Los síntomas de la existencia: Diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora