Disculpa que me haya perdido tu fiesta, casi me mato anoche, y consideré más acertado decírtelo a que te dieras cuenta de mi cuerpo frio por la tv.
Casi muero, y a diferencia de lo que me dicta mi responsabilidad, quiero gritarlo.
Hacerle saber a todo el mundo que otra vez casi se me consuma la vida.
Tengo el terrible hábito de pensar que con mi muerte vendrá la empatia.
No importa un carajo al final la mancha de sangre en el puso, la larga ruta en mi muslo ni la bufanda colgando en el perchero.
Ya ni la sucia cucaracha acechando logra moverme, mi realidad es una triste poesía.
Y estoy acostumbrada a la tristeza y me tome un taller de literatura, nunca es bueno hacer uniteral mi enfermedad con mis hiperfijaciones.
Me he sentido mal cada dos meses junto como mi psiquiatra me lo diagnóstico, empiezo a sospechar que las pastillas son las que recetan el ardor del vientre.
Mi existencia se resume a la paranoia, estoy casi segura de que todos conspiramos en mi contra.
Tengo hambre y no como, siento frío y no me cobijo, estoy harta de responder a mi dolor solo para no encontrar nada más que otro dolor en otro día.
Me duelen las pupilas y las aprieto para ver la luz amarilla, naranja, luego azul y roja.
Entre tanta pesadilla sigo parpadeando para tocar el cielo.
Mi cerebro es la fiebre. No existe manera de describir mejor el estado en el que me encuentro repentinamente cada tanto y tanto.
Lo siento, no has tomado ningún curso de psicología y yo te estoy dando todo el cultivo bacteriano.
Me presento como el villano, solo para ver si me defiendes a capa y espada, si fuese solo el personaje secundario nadie escucharía mis batallas.
Lo sé porque se ha hecho de antemano.
Quizá deba mantener una vibra formal justo ahora, para que se sienta que soy correcta ahora que la putrefacta muerte no se entromete en el camino.
Si recibes el demo en tres días hábiles quizá te impacte saberme muerta, o quizá al contrario te preocupe saberme viva.
Ya ni yo sé.
Con gran probabilidad no llegaras a enterarte y estaré en tu mente siempre viva, solo buscando escusas para mentirte y no presentarme disfrazada en tu casa.
Eso me parece un mejor panorama que suicidarme para que te enteres, supongo que ahí resuena mi propósito