Kafka (Un Monstruo no)

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Ese horrible comportamiento neurotípico me esta comiendo la cabeza, tal vez es verdad que únicamente así se lidia con la vida.

Lista y listas de peticiones.

Siempre he escuchado mi corazón crujir y eso no me permite escuchar el alguien más.

Un monstruo no, solo estoy enferma.

Y he dejado que la falta de químicos en mi cerebro intoxique a otras personas.

Que difícil es cambiar la narrativa de pronto, de Caperucita Roja al Lobo Feroz.

Quizá sea solo hoy, tal vez sea temporal. Pero quiero aprovechar esta oportunidad para tocar el tema, pensarlo todo de nuevo sin importar cuánto arda, pues le he dolido yo a los demás.

Supongo que un discurso aprendido es la mejor manera de juntarlo todo, de no dispersarme, de sentirme libre. Permitirme sanar, curar, no maldecir.

Lo siento.

Es eso.

Finalmente me disculpo por mis acciones. Quizá porque sé ahora dónde nacen.

No me siento excusada, al contario más responsable, por no haber avisado de la bomba emocional que soy, incluso si no era de mi conocimiento.

Mierda, desearía saberlo todo, calcular mis errores con no tanta anticipación para olvidarlos, pero tampoco tan poca para arruinar vidas de nuevo.

¿Quién diría que algunas veces simplemente nadie tiene la culpa?

Con honestidad, yo también me borraría del mapa después del segundo dolor de cabeza, es por eso tal vez que he escrito tantas cartas suicidad.

Me siento enferma de esta enfermedad, curo un asunto y salen diez más.

No lo dudo, soy una cucaracha, la metamorfosis de Kafka. Pasé de percibirme una princesa abandonada al verbal abusador.

Es la representación de mi vida, el cuento en el que el dañado es suficiente para provocar mil daños más.

Es todo, ya no quiero comunicarme mediante el duelo. Quiero acompañar, no apuñalar.

Dejar vacío ese espacio en mi cerebro que se ha destinado con exclusividad a juntar información para gritar en el juicio final, cuando este el otro desnudo y yo muy vulnerable.

Me rehúso a ser la villana de mi propia historia una vez más, ya no me importa cuantas veces tenga que renunciar, debe existir una salida de esta infernal labor que me consume y me priva de libertad.

Merezco ser amor, dar amor y recibirlo.

Controlaré la bestia a toda costa, así me tome un posgrado, navajear mis muñecas y recetarme paciencia.

Mi mejor experiencia seré yo, y per se, todos alrededor disfrutaran de este proyecto.

Los síntomas de la existencia: Diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora