Voy un secreto a guardarte en cada pelusa de un diente de león, si te lo sabes, pestañea dos veces para verlo por el edificio volar.
Guarda el secreto bajo las miradas de novecientos conocedores, ignora las epifanías, que psíquicas suficientes en planes no habrá.
En un papelito te escribiré tres planes, sueños que no realizaré, si necesitas mí movimiento, grita tu apuesta por toda habitación.
Guarda en tu sudadera la botella que te regalo junto a la apuesta, ignora el peso muerto, quizá es por ti, quizá en cambio es para mí.
De cruce de la puerta cero a la mesa uno conecto mis dos pupilas
Cuatro minutos te tomas en bajar, tres veces de estas memoricé
Cinco al lado, seis atrás, y justo antes de sonreír a las siete te vas.
Ocho ideas me tomó escucharte, a nueve metros y entre sonidos,
Metafóricamente eres cien de cien metáforas dichas en murmuros
Magníficamente eres revoloteando doscientos mariposas en mí
Esporádicamente eres trescientos silencios en claro escuchados
Abruptamente eres y realizas cuatrocientos micro movimientos
Secretamente eres en mi enredadera quinientos dientes de león
Sorprendentemente eres libertad de seiscientos kilómetros ahora
Ultimadamente eres el anhelo de setecientos suspiros lejanos a ti
Innegablemente eres mi parálisis verbal de ochocientos nervios
Me obligo a hablar de ti, a darte de mi cuento reconocimiento justo
Y quiero soplar
Y entonces soplaré
Y soplé
Y ahora volveré a soplar
Me quedé de nuevo en mitad de un adiós.
- Apuesto que él fue tu primer pensamiento.
- Lo que aún no sabes es que el segundo probablemente también lo es.
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Los síntomas de la existencia: Diario.
Non-FictionPensamientos de un humano en crisis