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Llevaba despierta más de una hora, lo único interesante que encontraba para hacer era mirar el techo como si fuera la cosa más interesante del mundo.
Vivir en la ciudad subterránea tenía sus desventajas y una de ellas era no percatarse de la parte del día en el que están si pasan mucho tiempo dormidos. Quería imaginar que era de noche o cercano a ese periodo del día.
—Creí que dormías.
—Desperté hace mucho.
—Es cerca de media noche. Toma la medicina y vuelve a dormir.
—Ahora que lo noto, eres demasiado mandón —frunció el ceño ante la forma en la que lo llamó provocando una sonrisa por parte de ella—. Apuesto a que te lo han dicho.
—No.
—Pues ya lo dije yo —Levi se sentó en aquella silla que volvería a usar para dormir como lo hizo desde el primer día en el que ella tuvo aquella pelea.
—Solo haz lo que dije.
—Ya la tomé, solo espero a que haga efecto.
—Ojalá que sea pronto.
—¿Dormirás de nuevo ahí?
—¿Hay algo de malo con eso?
—Seguro qué tienes un sofá, ¿Por qué no duermes ahí?
—Porque solo duermo algunas horas, no es necesario —Grace apoyó su mejilla contra su almohada para mirarlo mejor.
—¿Cuánto duermes?
—No lo sé, un par de horas.
—Puedes dormir aquí —señaló la cama con una de sus manos—. Después de todo es tu cama.
—Tienes razón —se levantó de su lugar acercándose.
—Pero ni se te ocurra meterte a las cobijas.
—No pensaba hacerlo —contestó conteniendo una pequeña risa por la reacción alterada de ella.
—Muy bien —se apartó un poco dejando una parte de la cama libre donde él se recostó.
El lugar quedó en silencio. La mirada de Grace pasaba de un lago a otro en el techo intentando ignorar el nerviosismo en su cuerpo.
—Ellos te buscarán —habló él deshaciendo ese silencio un poco incómodo.
