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Todo era oscuridad, sus ojos se sentían pesados y su cuerpo un poco adolorido. No recordaba lo que había sucedido, hasta que todo llegó de golpe a su cabeza. En ese momento se alteró, creyendo que permanecía en el suelo junto al cuerpo de Cormac y que estaba expuesta a ser encontrada por sus hombres. Abrió los ojos sobresaltada, esperando ver las paredes de ese callejón de mala muerte, pero no estaba ahí. Se quedó quieta en su lugar sin poder reconocer el sitio en el que se encuentra.
Solo hay una débil luz que viene del fondo de la habitación y es por causa de una cortina mal cerrada. Movió una de sus manos tocando su estómago y luego su frente donde pudo sentir la gasa cubriendo su herida. Aún estaba desorientada por el dolor y buscó a alguien que pudiera decirle dónde está. Su mirada se detuvo en el hombre sentado en la silla a unos metros de ella, el cual está con los brazos cruzados contra su pecho y la cabeza ligeramente hacia atrás, supuso que se había quedado dormido desde hace un rato.
𝐿𝑒𝑣𝑖...
El verlo dedujo que probablemente estaba en su casa, más específico, en su cama. Una sonrisa se formó en sus labios tras pensar en un chiste que podría decir, pero no era el momento para eso. Apartó la cobija que tenía sobre su cuerpo y bajó sus piernas dándose cuenta de su falta de ropa. No tenía sus botas ni su pantalón oscuro, mucho menos su corset. Buscó con la mirada en la habitación hasta encontrarla no muy lejos de ella, así que se puso de pie intentando dar un paso y lo logró a pesar de sentirse un poco débil. Avanzó un poco más estando muy cerca de sus pertenencias, pero sus piernas temblaban desde que se puso de pie y no aguantaron mucho. Cayó al suelo provocando un ruido fuerte que lo hizo removerse en su lugar hasta reaccionar y salir de ese estado de sueño.
Enfocó su mirada en la cama donde no había nadie, entonces observó el lugar de donde había surgido aquel ruido encontrándola en el suelo.
—¿Qué demonios haces? —habló levantándose de su lugar para acercársele.
—Solo quería levantarme —contestó tocando su cabeza tras sentir una punzada de dolor.
—No hagas estupideces —se inclinó un poco pasando uno de sus brazos por debajo de sus piernas y el otro detrás de su espalda levantándola del suelo.
Grace lo miró haciendo contacto visual con sus ojos. Se sintió como si por un momento todo se hubiese detenido y solo quería ver esa combinación de azul y gris que lo caracteriza. Levi disfrutaba de la cercanía y del tacto tanto como ella, pero fue el primero en reaccionar. Desvío la mirada yendo hacia la cama dónde la dejó tan pronto como podía.
