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—Hemos hecho una inspección cuidadosa de extremo a extremo del muro —comenzó Hannes, el hombre de la Guarnición que se encargaría de encontrar el hueco por dónde los titanes ingresaron.
—¿Y dónde está? —preguntó Hange.
El rubio se quedó en silencio por algunos segundos dudando en que contestar, después movió la cabeza negando detenidamente.
—No hay una abertura —informó con los brazos apoyados en el borde del muro.
—Pero... Eso no tiene sentido —murmuré con fastidio—. Hay algo mal en todo esto—dije a Hange en voz baja para que solo ella escuche.
—Bueno, si no hay nada entonces debemos volver —asentí siguiéndole la corriente.
—Sí, vayamos hacia Trost y nos quedaremos ahí hasta que haya nueva información —moví mis manos llamando la atención de todos—. Ya oyeron, junten el equipo para irnos.
Todos se esparcieron por el lugar siguiendo las indicaciones, pero Eren se quedó atrás con Reiner y Bertolt. El viento que se siente a esta altura es demasiado fuerte, razón por la cual la mayoría lleva puesta su capa de la legión, pero el cielo comenzaba a despejarse. Caminamos fingiendo no tomarles tanta importancia, aunque atentos a lo que pueda suceder.
La charla que Eren y ellos tenían no era algo lindo, al principio no querían ser escuchados, susurraban, pero poco a poco comenzaron a elevar el tono de voz.
—¡Pasé tres años rodeado de idiotas! —gritó el idiota de Reiner—. Éramos niños que no sabíamos nada.
Su forma de hablar me causaba un poco de molestia y al mismo tiempo curiosidad, quiero saber de una jodida vez su historia, no sus vidas personales, sino porque están aquí y cuál es su objetivo principal.
—Si nunca hubiéramos descubierto a esa gente... Yo... No me habría convertido en el infeliz que soy ahora. Ya no sé que es lo correcto.
Quitó la tela que colgaba de su cuello y que usaba para mantener su brazo estabilizado.
—Pero lo que debo hacer es responsabilizarme de mis acciones y decisiones —con su otra mano deshizo el nudo de la venda quitándola hasta dejar expuesta la herida en su antebrazo—. Responsabilizarme como el guerrero que soy.
