30. Si te portas bien

10.3K 995 92
                                    

Guillermo.



Me llevé como unas diez horas esperando a que el cabronazo que me había esposado a la cama, viniese y me soltara. Necesitaba ir al servicio, que aunque ese pirado crea que soy un objeto, soy humano y tengo mis urgencias.


Por fin —era raro decir eso— llegó el bastardo.


Noté cómo mi corazón se aceleró al ver y oír la puerta abrirse de golpe. Siempre me aterrorizaba el no saber cómo actuará en cada instante.


Se acercó a la cama, echándose sobre ésta, en silencio. Me rodeó con sus brazos, comenzando a acariciar mi torso con delicadeza.




¿Te duelen? —me preguntó al oído. La cercanía de su boca me incomodaba, al igual que la de su cuerpo al mío.



No, sólo si presionas en ellas. —Presionó su cuerpo con el mío, volviendo a acercar su boca a mi oído, el cual comenzó a morder y lamer. Yo, lo único que hacía era intentar suprimir los gemidos que me provocaba Samuel.



¿Qué es esto de aquí? —preguntó, llevando una de sus manos hasta mi miembro— Huy, alguien se ha alegrado de verme. —Quería golpearlo. No me gustaba que me tocara, no cuando lo hacía con toda la libertad del mundo, como si pudiese hacer lo que fuera conmigo. No era su marioneta.



Luché por no proporcionarle una mordida en el brazo, así que se me ocurrió hablarle. Quizás así podría distraerme un poco del roce de nuestros cuerpos.



¿P-por qué ha tardado tanto, amo? S-si es que puedo saberlo, claro...



Ains —suspiró—. Tú sí que estás bien enseñado —articuló, mientras realizaba movimiento sobre mi pene. Un pequeño gemido escapó entre mis labios—. Ha venido mi amigo Luzu a visitarme, quería presentarme a su mascota... así que he decidido que podían quedarse unos días con nosotros, ¿no crees?



¿Iba a estar rodeado de dos pirados que pudieran hacerme lo que quisieran?

El terror invadió mi cuerpo, reflejándose en mi rostro.



No tienes porqué asustarte. Él no puede tocarte. El único caso en el que podría hacerlo es porque yo no quisiera hacerlo, por respeto hacia ti o por lo que fuese. Siempre hemos hecho las cosas así.



Terminó de tocarme, tras provocarme un sonoro orgasmo y continuó hablando.



Hmm... qué sexy —Giró mi rostro para que lo mirase—. Me gusta tenerte desnudo en mi cama.

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora