3. Malos tiempos

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Narra Luzu:

—Ya es hora de que te vayas de casa. —dijo mi padre frío, como de costumbre.

—P-pero apenas tengo dieciocho ni siquiera tengo casa, además sois mis padres.

—No nos llames así. —La relación con mis padres nunca fue buena, pero nunca me habían dicho una cosa así.

—No tengo dinero.

—Eres mayor, haz tu vida lejos de esta familia. —articuló mi madre entrando en la sala.

—M-mamá, ¿e-estás de acuerdo con esto?

—Pues sí, empaca tus cosas y te vas de nuestra casa.

—Decidme que esto es una broma.

—¡VETE! —exclamó mi padre. 

Subí las escaleras con lágrimas en los ojos, siendo sincero, nunca los quise demasiado, pero son mis padres. Me tumbé en mi cama, por última vez. Hice las maletas con todo lo que pude y me fui, llevándome una copia de las llaves de la casa, por si acaso.

Mi dinero era escaso y no tenía donde quedarme, decidí pagar una habitación de un hotel barato. Decir que el lugar era asqueroso es poco. Acomodé mis cosas como pude y me fui a dormir reprimiendo las ganas de vomitar.

Al despertar recibí un whatsapp de una vieja amiga. La conocí cuando estuve en Estados Unidos, tuvimos algo así como un romance de verano, decidimos olvidarlo, pero mantuvimos la amistad.

—Hey Luzu! I miss you. Estoy en España, ¿quieres que nos veamos?

—Hola Lanita, claro que quiero, pero tengo problemas en mi familia, no creo poder ir.

—Si quieres podemos quedar en tu casa.

—Ese es el problema, me han echado de casa.

—WHAAAAT?? Ok, don't worry. Puedes quedarte en mi casa el tiempo que sea necesario.

—¿En USA?

—No, me he mudado a España.

—¿De verdad? Genial.

Estaba muy feliz por tener su apoyo, me dijo donde vivía y fui hasta su casa.

—¡Lana! —dije cuando abrió la puerta.

—Hi! —me saludó mientras me daba un cálido abrazo, el cual yo correspondí.

—¿Estás segura de esto?

—Claro que sí, de hecho estaba buscando a alguien para compartir la casa, como verás es muy grande para mí sola, ven. —La casa era muy bonita, aún tenía cajas y maletas por todos lados pero era muy amplia.

—Si quieres voy a hacer las compras para tener algo de comida mientras comienzas a desempacar tus cosas.

—Sí, ten. —dijo entregándome dinero. Lo acepté debido a que no tenía ni un euro.

—Gracias, no tardo. —Salí de allí, mientras caminaba intentaba asimilar todo lo que había ocurrido en las últimas veinticuatro horas. Pasé de vivir en casa de mis padres a ni siquiera poder llamarlos así. 

No entendía porqué habían sido tan crueles, pero supongo que así es la vida, las cosas cambian. Ahora empezaré una nueva vida junto a Lanita. O eso creí, hasta que vi como unos chicos de más o menos mi edad, golpeaban a alguien. No quise meterme, debido al tamaño de esos tíos, pero al verme salieron corriendo. 

—¿Estás bien? —Corrí hacia el chaval que se retorcía de dolor en el suelo, evidentemente no estaba bien. —Vamos al hospital.

—N-no, y-ya estoy acostumbrado. —dijo con dificultad.

—¿Qué dices? ¿Cómo es tu nombre?

—Frank, ahora déjame. —habló mientras intentaba levantarse.

—Frank, ven conmigo. —Lo cargué en mi espalda y fuimos hasta un hospital, al llegar llamé a Lanita y le dije que iba a llegar más tarde porque tuve un problema.

—¿Eres familiar? —Me preguntó el enfermero mientras completaba una ficha.

—No, lo acabo de conocer.

—¿Tienes familia? —Le preguntó a Frank.

—S-no.

—¿Sí o no?

—No. —Supe que mentía, pero decidí no decir nada frente a los doctores.

Desinfectaron y vendaron a Frank, comenzaba a caerme bien.

—Oye, gracias. —me agradeció tras salir del hospital.

—No es nada. —le sonreí.

—¿Cómo te llamas?

—Mi nombre es Borja, pero mis amigos siempre me han llamado Luzu. ¿Puedo hacerte una pregunta? —cambié de tema.

—S-sí. —contestó nervioso.

—Sé que tienes familia.

—¿Qué dices? No sé de mis padres desde hace mucho tiempo ya. —Noté la tristeza en la cara del chico, y me di cuenta de que la había cagado. —T-tienes razón. —me abrazó, por alguna razón comencé a acariciar su cabello, era muy suave y negro. 

—¿Tienes dónde vivir?

—T-tenía, pero no quiero volver a casa. —dijo separándose un poco incómodo.

—¿Pero por qué? —Noté que se puso tenso y sus ojos se cristalizaron. —O-oye, no tienes que contarme si no quieres, después de todo no nos conocemos.

—Mis padres m-me golpeaban. —Comenzó a llover, como si de una película se tratase, lo abracé y él se acomodó en mi pecho.

—Puedes quedarte en mi casa hoy. —Quise tragarme las palabras después de decirlas, ¿qué le diría a Lanita?

Caminamos bajo la lluvia mientras hablábamos.

—Oye, debo decirte algo. —Junté valor y lo dije: —Te quedarás en esta casa, sin importar si a Lanita le molesta, si es necesario entrarás por la ventana ¿Está claro?

—¿Quién es ella?

—La dueña de la casa.

—N-no, te meterás en problemas.

—Cállate y entra.

—Luzu, no has hecho las compr... ¿Quién es él?

—Lo siento, no me ha dado tiempo, es una larga historia.

Le conté detalladamente que hacía Frank en casa y aceptó que se quedase, siempre y cuando sea en mi habitación.

—N-no sé cómo agradeceros.

—No tienes que hacerlo, don't worry. —Lanita se fue a su habitación y solamente quedamos Frank y yo en la sala.

—Bueno, tal vez si tengas que agradecerme a mí.

—¿C-cómo?

—Hmm, eso lo veré despues. —dije acercándome a su cuello. —Hueles bien.

—¿Q-qué haces tío?

—Podríamos decir que es parte de tu agradecimiento.

(Autora: Aitak672)

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora